• Pérez ofrece una fusión Dragados-Hochtief, pero eso no deja de ser ingeniería contable.
  • Los March quieren que nombre un consejero delegado: Marcelino Fernández Verdes.
  • Y los Albertos presionan al alza un dividendo que debería bajar en barrena.
  • En otras palabras, el núcleo duro se reblandece.
  • Y 2014 puede ser el año de las fusiones forzadas de constructoras.

En vísperas (viernes 28) de presentar al mercado los resultados de ACS correspondientes al ejercicio 2013, a Florentino Pérez (en la imagen) se le acumulan los problemas. ¡Oh capitán, mi capitán! lleva años manteniendo un núcleo duro que ahora resulta cada vez más blando por las dificultades de la compañía.

Dificultad principal es la deuda, de la que con gran elegancia ¡Oh capitán, mi capitán! lleva 'apartados' 3.000 millones de euros correspondientes a la división de Renovables, por aquello de que está 'disponible para la venta'. Ese es el problema, que no ha logrado vender sino una mínima parte y la reforma del ministro Soria no ayudan precisamente para ejecutar la venta.

Tampoco logra colocar Urbaser, la empresa procedente de Dragados y dedicada a los residuos urbanos. Se lo ha intentado colocar a AGBAR, pero pide demasiado dinero.

Como solución de ingeniería contable, Pérez propone a sus socios una fusión entre Dragados y la alemana Hochtief, pero eso no es más que maquillaje.

Luego están los Albertos, asediados por la financiación de su propia deuda, que exige un dividendo creciente en una compañía que no está para alegrías.

Y por último, los March, a fin de cuentas principales accionistas, que le exigen, una vez más, que nombre un consejero delegado, porque ni ¡Oh capitán, mi capitán! puede liderar el Real Madrid y la principal compañía constructora de España en tiempos de crisis. No se hagan ilusiones: Pérez les ha ganado todos los pulsos a los March, también el pulso del cierre de 2012, cuando los mallorquines exigieron que no se repartiera dividendo.

En el grupo duro también figura Miguel Fluxá, el presidente de Iberostar, propietario del 6% de ACS, que ya ha anunciado sus deseos de vender. Pero no de malvender pues necesita que el valor suba en Bolsa, cosa que no parece muy probable, a pesar de la buena evolución del mercado bursátil español. Fluxá es representado en el Consejo por su hija, Sabina Fluxá, y se ha convertido en el detonante de la reconversión de ACS. Por ejemplo, de una fusión con alguna otra empresa en un sector como el de infraestructuras, que atraviesa en España una crisis no inferior a la de la banca. 2014 puede ser el año de las fusiones entre constructoras pero nadie quiere dar el primer paso, entre otras cosas porque se trata de negocios familiares.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com