Más que sorprendente ha sido el anuncio emitido hoy por parte del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, tal y como relata en su portada el diario International Herald Tribune.
Si bien durante muchos años, Siria e Irán fueron aliados, -debido al interés de la República Islámica por mantener su dominio en la zona- esa realidad parece haber cambiado o bien eso es lo que se desprende del sorprendente anuncio emitido por el líder iraní, Ahmadineyad. En dicho anuncio, el presidente iraní -quien cometió una de las mayores represiones conocidas en la región contra la Revolución Verde en 2009 y quien lleva a cabo una persecución diaria contra los opositores el país- ha condenado la represión a los rebeldes sirios y ha pedido el fin de la violencia contra los manifestantes del país al más puro tipo occidental.
Esta actitud de uno de los mayores tiranos del mundo sólo se justifica por el hecho de que dichos rebeldes sirios comparten la misma ideología que él: el fundamentalismo islámico. En este sentido, es evidente que con el apoyo a los rebeldes sirios, el líder integrista pretende fortalecer su dominio en la zona que hoy en día es cada vez mayor porque las revueltas árabes están abrazando el islamismo -véase el caso de Libia- y también por la posición de Turquía, que cada vez es más cercana al fundamentalismo islámico iraní y más alejada de Occidente -de ahí se justifica la actitud beligerante que el presidente turco, Erdogan, está mostrando ante Israel en las últimas semanas.
El anuncio del líder paradigmático del fundamentalismo islámico a escala mundial debería hacer reflexionar a los líderes occidentales, porque por el momento, Occidente, al igual que hizo en Libia, continúa erigiéndose como el adalid defensor de aquellos rebeldes que representan las corrientes islámicas más radicales y, todo apunta, a que de continuar con esta actitud, Occidente volverá a apoyar el nacimiento de una nueva nación islámica en el ya convulso mundo árabe.
Gabriel López
gabriel@hispanidad.com