El grupo Vocento está que lo tira. Para nuestros amigos hispanos, recordarles que hablamos del grupo editorial vasco más importante de España en prensa regional (se puede decir que controla casi toda la influyente prensa local), así como los dominicales más vendidos del país, y es el socio de Berlusconi en Tele 5. De propina, compraron el decano de la prensa española, el ABC, a la familia Luca de Tena, y a partir de ahí el ABC (creado católico, liberal y monárquico, aunque no siempre por ese orden) se acomodó, no sin tensiones, a la ideología de las familias Ybarra y Bergareche, es decir, al ideario propio de la vieja aristocracia financiera vasca de Neguri (barrio-pueblo de las afueras de Bilbao).
¿Que qué ideología es esa? Pues, principalmente, la de las cuentas de resultados de los antiguos bancos Bilbao y Vizcaya, la de la cuenta de resultados de la antigua Iberduero y la de la cuenta de resultados de la antigua Altos Hornos de Vizcaya. Esto es una ideología muy antigua, y que el consejero delegado de Vocento y mandamás de la Casa, José María Bergareche, resumía así: "Somos cristianos pero no fanáticos". O sea, como quien dice, un pelín cristiano y un pelín mundano, cuarto y mitad cristiano y medio kilo de filosofía de libre mercado: cristianos, sin exagerar. Al final, lo de los catalanes: "Barcelona es ‘bona' si la bolsa ‘sona'".
Es sabido que cuando el objetivo vital consiste en acabar podrido de dinero, la mejor carta de identidad es el liberalismo. Debe haber sido en nombre del liberalismo vocentiano cuando el ABC decidió, días atrás, regalar con el diario una biografía sobre la madre Teresa de Calcuta, probablemente el personaje del siglo XX más admirado por toda la humanidad. Mira que hay biografías de la albanesa. Sin embargo, quizás por la ideología cuentacorrentista, lo que el ABC ha regalado a sus lectores (recordemos que ABC vende algo más de 300.000 ejemplares) es un desecho editorial, un auténtico libelo contra el Cristianismo, contra la Iglesia, y contra Teresa de Calcuta, a cargo de la periodista anglosajona Anne Sebba. La chica comienza explicándonos que Juan Pablo II es un pelín machista, razón por la cual se niega a ordenar mujeres y, a cambio, eleva a algunas a los altares. Continúa explicando que el Padre Pío, otro personaje en proceso de beatificación, tenía muy mala leche y Escrivá de Balaguer, otro canonizado, creó una secta. Eso para abrir boca. Luego entramos en lo que podríamos llamar el caso que nos ocupa: Santa Teresa de Calcuta. Una delicadeza: la madre Teresa debe estarle agradecida a Calcuta, y no Calcuta a la madre Teresa, porque la muy canalla utilizó la miseria de la zona para "ascender" peldaños en su camino hacia la santidad. Ya decía yo que esta chica tenía razones ocultas, que solo Anne Sebba, plumífera de postín, ha logrado sacar a la luz.
Pero hay más. Cuenta la autora del libelo que, en cierta ocasión, una muy sesuda mujer (feminista, naturalmente) le espetó a la santa: "Así que usted hace el bien por usted. El efecto beneficioso es secundario y el verdadero propósito es su salvación…". ¡Ajajá, cuánta pericia investigadora! Es decir, que Teresa se dejó la vida por los demás por el muy egoísta motivo de irse al Cielo: ¡Será canalla! Es más, asevera nuestra astuta biógrafa, para dejar patente su rigor investigador después de tan profundo análisis, que "la madre Teresa no disintió". Y ya saben que el que calla otorga. Está clarísimo, la Calcuta era una egoísta de tomo y lomo, pelín hipócrita. Tengo para mí que si la madre Teresa no disintió es porque ante tamaña necedad, ante tan sublime mentecatez, ante tan ‘grosen chorradem', señoras y señores, simplemente no hay palabras.
Pues bien, este engendro bibliográfico es lo que regala el ABC de Vocento a sus lectores, prologado, ojo al dato, por un importantísimo eclesiástico español. ¡Qué mejor coartada para unos "cristianos sin exagerar"! Y es que, antes de prologar un libro, conviene leérselo.
Y todo esto recuerda lo que dice el Libro de la Sabiduría, que es bastante anterior a Teresa de Calcuta y hasta a Anne Sebba:
Pongamos garlitos al justo, que nos fastidia
y se opone a nuestro modo de obrar,
y nos echa en cara las infracciones de la ley
y nos reprocha nuestros extravíos.
Pretende tener la ciencia de Dios
y llamarse Hijo del Señor.
Es censor de nuestra conducta,
hasta el verle nos es insoportable.
Porque en su vida en nada se parece a la de nosotros
Y sus sendas son muy distintas de las nuestras.
Nos tiene por escorias y se aparta de nuestras sendas como de impurezas,
ensalza el fin de los justos
y se gloria de tener a Dios por Padre.
Veremos si sus palabras son verdaderas
y probaremos cuál es su fin
porque si el justo es hijo de Dios, él le acogerá
y le librará de las manos de sus enemigos
probemos con ultrajes y tormentos,
y veamos su resignación y probemos su paciencia.
Condenémosle a muerte afrentosa, pues, según dice, Dios le protegerá.
Sabiduría 2, 12-20
De cualquier forma, me sigue admirando esta idea que tiene el personal de que los santos eran apocados, melifluos y, por decirlo en dos palabras, un poco mariquitas. La verdad es que lo poco que sé de los santos me los presenta como gente recia que se exige mucho. Para mi gusto, al menos, demasiado. Eso sí, de progres sé algo más que de santos y ahí no tengo duda de ningún tipo: odian a los santos porque su propia presencia les resulta insoportable. No, si por algo se llama el Libro de la Sabiduría...
Eulogio López