El Gobierno está vendiendo como éxito diplomático el hecho de que 52 presos políticos vayan a ser liberados. Sin embargo, la realidad es que no se trata de una liberación, sino de una deportación. No es lo mismo. Se cambia la pena de privación de libertad por la deportación. Por eso no es extraño que algunos ya hayan manifestado su rechazo. De momento, según ha podido saber Hispanidad ya son 4 los que se han negado a ser deportados.
Es verdad que a diferencia con los 4 que vinieron hace dos años, los actuales vienen de manera voluntaria. Es el propio cardenal Ortega de la Habana quien habla uno con uno para ofrecerles la posibilidad de salir del país. Supuestamente el régimen no les expropia sus casas y sus posesiones y supuestamente podrían volver Eso sí, siempre que haya una autorización administrativa. Es decir, jamás podrán volver.
Y lo peor: llegarán con estatus de inmigrantes en lugar de refugiados políticos. Y la realidad es que son refugiados. ¿Por qué no se les da este status a pesar de que es Ayuda al Refugiado quien les apoyará? Ni el castrismo quiere reconocer que tiene refugiados políticos ni España quiere hacer sangre. El problema es que quedarán en un limbo sin protección gubernamental alguna. Salvo por la Cruz Roja. Es lo que pasó con los 4 de hace dos años. Fueron ayudados por la Cruz Roja. Pero cuando la ayuda se acabó, les dijeron que se tenían que buscar la vida, según relata a Hispanidad Alejandro González, uno de los 4. Finalmente, obtuvieron el estatus de refugiado y por tanto el permiso de trabajo. ¿Por qué no empezar por el principio?
Otro de los elementos interesantes es por qué el Gobierno cubano se ha dado el plazo de 4 meses para liberar a quien fue detenido en el plazo de 72 horas. El Gobierno cubano sabe que la UE tiene que debatir la posición común en el mes de septiembre y quiere guardarse un as en la manga, explica González. Y el Gobierno español, bailando el agua