Sr. Director:
El señor Solbes, ministro de Economía, concede una entrevista al periódico El País: qué sorpresa. El hombre que más sabe de perras en el gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero anuncia a bombo y platillo que sí, que hay crisis; aunque hace tan solo pocos meses, él, por lo menos él y el inquilino de la Moncloa, no tenían indicios de que la cosa se iba a poner tan fea. ¡Pobre hombre!

Ahora estamos todos, incluido él, en una crisis muy grave que afecta a millones de españoles. La crisis económica, que sí se avisaba en Alemania, Francia y Reino Unidos, por ejemplo, llegó a nuestra patria sin que el Gobierno hubiese tomado una sola decisión sensata para hacerle frente.

Ni siquiera debimos creer aquello del pleno empleo, ya que el ministro de las finanzas de la octava economía del mundo puntualiza que era más un anhelo del presi que un objetivo empírico.

Bueno, pues ya está, además de hallarnos en la crisis que antes de las pasadas elecciones generales sólo era una tormenta de primavera, ahora también nos encontramos con un ministro que agacha la cabeza, responde con vaguedades, y es incapaz de pedir perdón por su mentira y su arrogancia.

La crisis económica, sin paliativos, está asentada en las estructuras del edificio nacional. Se podrá salir de vacaciones y se podrán comer todas las gambas frescas que estén a disposición en los platos de los garitos playeros, pero la crisis en septiembre habrá dejado de ser angustiosa, para pasar a convertirse en ruinosa.

Y así durante algo más de un año y medio.

Pero el ministro de Economía, que ya lo fue en el otro periodo calamitoso del socialismo felipista, anuncia que sí, que ahora sí que estamos en un agujero negro.

Antes, un poquito antes de que once millones de españoles depositaran su voto libre (jajaja) en las urnas, no había por qué preocuparse. Lo de que se avecinaba un huracán financiero que rompería la paz de las familias, únicamente se trataba de una artimaña de la derecha cavernícola.

Solbes quiere que le acariciemos y le perdonemos. Pues no. Es culpable de habernos mentido. En democracia, por lo menos en una democracia sana y sin miedos, el señor Solbes ya estaría también en la cola del paro. ¡Al paro, ministro!

Lorenzo de Ara

aracipriano@hotmail.com