Al igual que ocurre con las renovables, a las empresas no les molesta el origen de los fondos
El Gobierno Zapatero no se atreve a subir la tarifa de la luz porque saben que es impopular (aunque para las familias existen gastos mucho más preocupantes), así que se decide por la fórmula de las tarifas sociales: que las familias con pocos ingresos paguen menos.
Ahora bien, lo lógico sería que todo consumidor pague lo mismo por un mismo servicio y que se abarate el precio del mismo. Pero al sector eléctrico -al igual que ocurre con las subvenciones para las onerosas energías renovables- no le importa de dónde venga el dinero, si de la tarifa que pagan los usuarios o del déficit de tarifa que también paga el usuario, sino que llegue a sus arcas.