Para apoyar a Roverato –y embolsarse 92 millones de euros- Frère compró el 6% de la constructora Eiffage y luego se lo vendió a directivos de la propia empresa opada y al Estado francés. El chatarrero franco-belga es pieza clave en el ataque combinado del Grupo Suez, socio de la Caixa, y de Florentino Pérez contra Iberdrola. Al parecer, los franceses pueden comprar en España, pero los españoles no pueden hacerse con una empresa francesa. Y todo ello un día antes de que Sarkozy se presente en Moncloa

Hispanidad dedicó el pasado 24 de mayo su información de portada a la operación Suez, el intento de Florentino Pérez de unir esfuerzos con el grupo francés Suez, socio eterno de la Caixa, para conquistar la Iberdrola de Ignacio S. Galán cuarta -o quinta, según se mire- eléctrica de Europa y la más rentable de todas.

Pues bien, el hombre que hizo su fortuna con la chatarra ya ha dado un primer paso: de una tacada se ha comprado el 5% de Iberdrola, justo al tiempo en que los March, la familia más afrancesada de las finanzas españolas, socios segundos (los primeros son los Albertos) de ACS, amenazan al presidente de Iberdrola con la elegancia de los millonarios de cuna: mirando hacia otro lado mientras propinan la bofetada. Según Carlos March, portavoz del Grupo, la reconversión eléctrica (¿Por qué la llaman consolidación?) no ha concluido, ni mucho menos, y Pérez es la clave.

De repente, llega el hachazo del multimillonario de Bruselles Lambert. Es, pus, el momento de recordar el papel jugado por Frère, cuyo introductor en España es Juan Abelló, curiosamente socio de Sacyr, en ayuda de François Roverato -y en perjuicio de Luis del Rivero- el chauvinista presidente de la constructora francesa Eiffage, donde Sacyr posee un 33% y dodne Roverato le tiene paralizado… con el apoyo de las autoridades francesas, naturalmente.

Veamos, Roverato llamó en su auxilio al caballero banco Albert. Este compró un 6% de Eiffage, que luego, previa plusvalía de 92 millones de euros –los hay que no ganan esa cantidad todos los fines de semana- se lo vendió a -¡Atención!- la estatal francesa CDC, a otro banco público francés y a los directivos de Roverato, agrupados en una sociedad que controla Roverato.

En el entretanto, el presidente de la constructora gala acusaba de concertación a los socios españoles, y les impedía ejercer el derecho de voto en la pasada Junta General. No sólo eso: las autoridades regulatorias francesas están bloqueando la opa de Sacyr sobre Eiffage.

Albert Frère, un amigo de España.