El mayor peligro para Occidente no es el Islam, mera herejía torpe del Cristianismo, sino en el orientalismo panteísta, que en el Occidente se plantea en dos planos: el social, con un ecologismo religioso y en un espiritismo numinoso estilo ‘new age'.

Y es sabido que los dos extremos, materialismo neuronal y pan-espiritualismo oriental, siempre se han dado la mano. Al final, como decía Chesterton, sólo hay dos posibilidades: o panteísmo o cristianismo.

Pero, insito, el panteísmo es mucho peor que Ben Laden: una filosofía de círculo, de eterno retorno, enormemente desesperanzada.

¿Pacífica? Pero, por favor, ¿ha habido acaso un crueldad más siniestra que la crueldad asiática a lo largo de la historia? ¿Cómo va a existir clemencia con el individuo allá donde el individuo no es sino una molécula ciega que flota en un universo donde todos los elementos de la vida, humanos, animales o vegetales, tienen un mismo valor y, donde, por tanto, ninguno de ellos importa una higa, donde, en suma, la persona se subordina al todo, a la armonía universal? Si el individuo no es una parte del todo, y sólo importa el todo, ¿cómo amar al individuo? Por lo demás, hay que ser muy cursi para amar al planeta.

Mientras tanto, con esa actitud suicida tan propia del Occidente actual, los medios de comunicación europeos y americanos ocultan la persecución contra los cristianos en la India y las autoridades hindúes -porque la India es otra teocracia, aunque en el contexto internacional no se la identifique como tal- miran hacia otro lado.

¿Se imaginan que estos asesinos se hubieran cebado en musulmanes, o en occidentales por el mero hecho de serlo? No se engañen: el mundo sólo tiene un enemigo: La Iglesia. Y lo de India no presagia nada nuevo. Se ha abierto la veda libre para la persecución del Cristianismo, y el proceso de va a propagar, potenciado por la impunidad con la que actúan los hindúes y el silencio cómplice de tantos occidentales que disfrutan mucho cuando los asesinados son cristianos.

Eulogio López

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