Fueron varios centenares -de hecho, no cabían en el local- las personas que se dieron cita en un hotel madrileño el pasado viernes para escuchar la emisión en directo del programa de Radio Intercontinental La Quinta Columna, que dirige Eduardo García Serrano, (Onda media 918), patrocinado por Alternativa Española (AES).

El éxito no deja de resultar chocante, por cuanto Radio Intercontinental emite en la periclitada onda media, por el horario de emisión (siete de la tarde, mala hora para la radio), y porque el patrocinador arrastra una injusta fama de partido de ultraderecha, cuando lo cierto es que Rafael López Diéguez lo único que ha hecho es un partido católico... y porque sólo en España calificarse española es ser un fascistas.

Lo he dicho y lo repito: Diéguez no es un ultraderechista, es el que ha expulsado de su entorno -el entorno en el que comenzó su carrera política viene marcado por ser el yerno de Blas Piñar- a todos los ultraderechistas rabiosos, tipo José Luis Roberto Navarro, es decir, la extrema derecha realmente peligrosa: la derecha pagana. Un detalle, AES ha convocado más manifestaciones a favor de la vida que por la unidad de España. Su programa económico, muy anticapitalista, es decir, mucho más justo que del progresismo de izquierdas del PSOE o el progresismo de derecha del PP. Lo suscribo yo y lo suscribiría, caso de que se lo lea -que lo dudo, porque es más fácil romper el átomo que romper un prejuicio- Comisiones Obreras. Y encima, Diéguez ha puesto su dinero encima de la mesa. Esto es tremendamente significativo, porque ya sabemos que España está llena de gente dispuesta a dar su vida por Dios, pero no su cartera.

Dicho de otra forma, sigo diciendo que sólo hay cuatro partidos que hoy cumplen los principios no negociables de Benedicto XVI para la vida pública: vida, familia, libertad de enseñanza, bien común y libertad religiosa: AES, Solidaridad Internacionalista, CTC y Familia y Vida. Y son esos principios los que marcan las diferencias y, por tanto, el pluralismo ideológico. Deberían unirse, porque que todos ellos, haciendo la guerra por su cuenta, estén fuera de las instituciones, da que pensar. Mientras tanto, seguiremos viviendo entre la Cristofobia de Zapatero y la tibieza de Rajoy y sus amañadas corridas con vaquillas emboladas. 

Pero volvamos al acto del pasado viernes 12. Participó como invitado el periodista César Alonso de los Ríos, quien, en público, en un acto de coraje sin par, anunció su conversión: Yo antes era un rojeras, he descubierto a Dios. ¡Toma ya! Y luego, jugándose sus colaboraciones con medios próximos al Partido Popular, exhaló: El PP está muerto y es un partido sin principios. Al final, para cerrar el círculo, se preguntó: ¿Se ha dicho algo que suene a extrema derecha?

Conocí a César Alonso de los Ríos cuando constituía junto a Carlos Elordi, la aportación progre-socialista al proyecto de Pablo Sebastián, en el fallecido diario El Independiente, por los años 89-90 del pasado siglo. Dentro de aquel pluralismo interno tan querido por Pablo Sebastián, De los Ríos aportaba la fruta socialista de la macedonia. Naturalmente, el proyecto de Sebastián fracasó como fracasan todos los periódicos, partidos o asociaciones que se dicen pluralistas. El pluralismo interno constituye una de las grandes estupideces inventadas por la modernidad (y mira que ha inventado), porque no es otra cosa que incoherencia, primero, y esquizofrenia, después.

Pero quiero matizar algo: De los Ríos no era una rojeras. Ojalá: si, caminando por esos mundos, se encuentran ustedes un rojo deben cuidarlo con mimo: es una especie en peligro de extinción -era un progre-. Y el progresismo tiene poco que ver con el rojerío, aunque copie lo peor de él. El progresismo, ya lo saben, tiene una ideología superficial pero pegajosa, que puede resumirse así: Abajo los curas y arriba las faldas.

En cualquier caso, bienvenido a la alegría, don César. Y enhorabuena por su valentía.

Eulogio López

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