Tal y como era previsible, los medios de comunicación, que últimamente han jaleado con entusiasmo las medidas denominadas de recuperación de memoria histórica, es decir, a recordar exclusivamente los crímenes que el bando franquista cometió durante la guerra civil, han pasado de puntillas sobre el aniversario del inicio de la represión desencadenada en el bando republicano.
El 19 de julio de 1936, sólo en Barcelona fueron incendiadas 20 iglesias, incluyendo Santa Maria del Mar, San Jose Oriol y Nuestra Señora de Belén. En varios puntos de Cataluña los incendios de edificios religiosos se produjeron en los días posteriores, destacando la destrucción de la Catedral de Vic, donde fueron profanadas diversas tumbas, como la de Balmes y Torras y Bages, con cuyo cráneo los milicianos jugaron al fútbol.
El 23 de julio, y por orden expresa de Companys, ERC creó el Comité de Milicias Antifascistas, encargado de administrar la represión a cargo de milicianos de los partidos de izquierdas y que provocó hasta abril de 1939 8.352 asesinatos, el 0,28% de la población, incluyendo 2.039 religiosos. A la violencia del Comité le sustituyó en 1937 el SIM (Servicio de Información Militar) creador de las checas, centros de tortura y represión cuyo mando lo ocupó el militante del PSOE Santiago Garcés.
¿Están legitimados para condenar los crímenes del franquismo los partidos que desde el otro bando también acabaron con las manos manchadas de sangre?
Jorge Ros Enseñat
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