El Partido Familia y Vida quiere expresar, no sólo su consternación, también su sorpresa e indignación por la propuesta surgida en el seno de nuestro Parlamento.

Al parecer, y a propuesta uno de los grupos parlamentarios, se acepta a trámite en una de las mesas una propuesta de declaración de reprobación a unas palabras de Benedicto XVI; en concreto a éstas:

"Yo diría lo contrario: pienso que la realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el Sida es precisamente la Iglesia católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades. Pienso en la comunidad de San Egidio que hace tanto, visible e invisiblemente, en la lucha contra el Sida, en los Camilos, en todas las monjas que están a disposición de los enfermos Diría que no se puede superar el problema del Sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no está el alma, si no se ayuda a los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema. La solución puede encontrarse sólo en un doble empeño: el primero, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humana que traiga consigo una nueva forma de comportarse uno con el otro, y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo hacia las personas que sufren, la disponibilidad incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren. Y estos son factores que ayudan y que traen progresos visibles. Por tanto, diría, esta doble fuerza nuestra de renovar al hombre interiormente, de dar fuerza espiritual y humana para un comportamiento justo hacia el propio cuerpo y hacia el prójimo, y esta capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer en los momentos de prueba. Me parece que ésta es la respuesta correcta, y que la Iglesia hace esto y ofrece así una contribución grandísima e importante. Agradecemos a todos los que lo hacen".

Desde el Partido Familia y Vida se coincide plenamente con las palabras del máximo representante de la Iglesia, el Papa Benedicto XVI, pues de sus palabras no deducimos otra propuesta que la de que con el uso exclusivo de anticonceptivos, en este caso se mencionan los profilácticos, no se termina con la pandemia del SIDA. El Partido Familia y Vida considera también que, aunque en este caso el profiláctico no es un anticonceptivo abortivo, resulta difícil creer que con el sólo uso de éste sea posible terminar con una desgracia tan grande como es el SIDA: el retraso en el inicio de las relaciones sexuales, la fidelidad y la abstinencia en muchos casos, como ha señalado la Iglesia en otros tantos discursos, claro que pueden ser una ayuda también en este combate contra esta horrible enfermedad. Ésta es la consternación, por la falsedad y tergiversación del discurso.

La indignación se justifica en la falsedad de quienes quieren hacer de la desgracia ajena su interés, ocultando el verdadero discurso por muchos motivos, responsabilizando al pueblo africano de su culpabilidad en la muerte de tantos conciudadanos. Puede ser interesante reflexionar cuánto hay de interesado en el discurso que diagnostica y responsabiliza al SIDA de la muerte en aquellos casos en los que deberíamos hablar de hambre y pobreza. Esta es la gran desgracia de muchos y la trampa de unos pocos.

Pero la sorpresa reside no sólo en la no coincidencia de la crítica sino más bien en la inoportunidad de un Parlamento democrático que se permite censurar las palabras de alguien que, desde el uso supremo de su libertad de expresión y con todo el respeto del mundo, manifiesta su opinión y propone al pueblo africano sus mejores recomendaciones. El problema por tanto es de libertad y de sentido democrático para nuestros parlamentarios, con el aliciente de que en este caso el censurado es nada más y nada menos que el jefe de otro Estado como es del Vaticano.

 

Lo que sí, y a diferencia de otras críticas, no nos produce sorpresa la titularidad de esta iniciativa. Al parecer las fuerzas de izquierda, coherentes con su discurso, han sido las propulsoras de esta ridícula iniciativa de censura. Entendemos que el voto nacionalista ha sido, como casi siempre, interesado por el motivo que sea o simplemente motivado por la indefinición de su discurso.

En el caso del PP, y pese a las injustificadas excusas posteriores sobre el acatamiento de una sentencia del Constitucional en la que según ellos no se debe entrar en el fondo de las propuestas desde la Mesa del Congreso, tampoco nos resulta nada incoherente su posicionamiento. Así pues son falsas sus excusas y explicaciones, no se trataba de entrar en el fondo del asunto y debatir sobre las palabras de Benedicto XVI, tenemos claro que desde el PP no se coincide, se trataba de no dar paso a la inoportunidad y la pérdida de tiempo en campañas injustas y difamadoras.

Ana Pastor pasará a la historia por ser la ministra que condenó a la pena de muerte a trescientas mil personas, fue quien declaró la posibilidad de utilizar como conejillos de indias a miles de embriones concebidos en laboratorios. Celia Villalobos ha dejado muy claro que está a favor de la legalización del aborto en muchas oportunidades, cobardemente ha dejado de asistir a votaciones en las que su clara posición pro abortista podía no coincidir con su Partido y eso que su Partido se lleva la palma en el número de abortos en los tiempos en los que gobernó.

Quede pues aquí expresado nuestro absoluto rechazo y vergüenza por la actuación del Parlamento Español y todo el respeto y solidaridad con Benedicto XVI y el Estado del Vaticano.

Partido Familia y Vida España

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