Su apoyo a los Sanahuja provoca el enfado de su padre y de La Caixa. Con su intento de venderle Urbis a Inmocaral provoca la ira de Alfredo Sáenz, que se lo tiene prometido a Florentino Pérez. Rafael del Pino y Alicia Koplowitz intentan hacer con URBIS. No sólo Ana Patricia está en baja, sino también Francisco Luzón. Sáenz posee todo el poder y Ana Patricia no podrá acelerar la sucesión hasta la retirada de su padre situación tan imprevista como improbable a corto plazo.
Los veteranos del Santander Central Hispano, el noveno banco del mundo y primera potencia financiera española, se hacen cruces. Sabían que Alfredo Sáenz, el consejero delegado, se había ido imponiendo al resto de los satélites que rodean a Emilio Botín en el ranking de valoración personal del presidente del Santander, pero no hasta el punto logrado. Así, sorprende que en la Comisión Ejecutiva, que preside el propio Botín, Sáenz le de órdenes a Ana Patricia Botín, presidenta de Banesto y sucesora, sin que la primogénita de los Botín se atreva a contradecirle muy distinta era la situación cuando el primer ejecutivo era Ángel Corcóstegui, a pesar de la presencia de José María Amusátegui-. Sáenz no discute ni con Ana Patricia ni con nadie: simplemente ordena lo que debe hacerse. En el Comité de Dirección que preside el propio Sáenz, ya sin la presencia de don Emilio, la cosa es peor: allí Ana Patricia trata de hablar lo menos posible y de pasar lo más inadvertida posible. Nadie le discute ni la primogenitura ni que será la sucesora, pero ahora todos se han dado cuenta de que Emilio Botín piensa jubilarse nunca y de que Alfredo Sáenz seguirá siendo el primer ejecutivo hasta que él quiera. Nunca, a lo largo de toda su carrera, Botín ha tenido tanta confianza en uno de sus hombres de confianza.
No sólo eso. Botín vigila de cerca la gestión de Ana Patricia en Banesto, que considera como algo suyo. Y vamos con las reprimendas:
En el Santander no acabó de gustar que Banesto apoyara al equipo ejecutivo de Recoletos en la compra apalancada del grupo a Pearson-Financial Times. A Saénz, no le ha gustado que Banesto concentrara tanto su riesgo (por ahora, cerca de 1.500 millones) en la OPA de la familia Sanahuja sobre Metrovacesa, y que incluso animara a los Sanahuja a ampliar su oferta. Entre otras cosas, porque el Banco de España ha dado la voz de alerta.
Y lo más importante, Ana Patricia, a la que le encantan las grandes operaciones inmobiliarias, y le aburre muchísimo la banca doméstica, ha despertado las iras de Sáenz cuando se ha puesto a apoyar a Inmocaral, la inmobiliaria sevillana de Luis del Portillo que se ha metido, sin que nadie entienda bien por qué, en una ampliación de capital de 1.500 millones de euros (al parecer, esta cifra tiene magia). ¿Para qué? Pues muchos sospechan que para hacerse con la inmobiliaria Urbis, cuya participación de control tiene el Santander y que Saénz siempre se ha negado a vender. Al menos, se ha negado a venderla a cualquiera, dado que se la tiene prometida a su amigo Florentino Pérez.
No olvidemos que en Inmocaral figuran dos amigos de Ana Patricia: Rafael del Pino, presidente de Ferrovial y consejero de Banesto, y Alicia Koplowitz, hoy rentista de superlujo.
No perderá su primogenitura, claro está, pero Ana Patrica está condenada a tener paciencia y a atender las indicaciones que le llegan desde Boadilla, apartado rincón de Madrid donde sólo manda uno : Emilio Botín, que lo delega en otro : Alfredo Sáenz.
No sólo eso, en la casa se manifiesta cada vez más que Francisco Luzón, el gran competidor de Sáenz, pinta cada vez menos. El director de la división iberoamericana ha arrojado definitivamente la toalla ante Sáenz y ya ni tan siquiera hace caso a las estupendas operaciones conspiratorias que le ofrece su segundo, Marcial Portela, que tampoco tiene ya mucho margen de maniobra y también está pensando en una prejubilación acomodada. Es verdad que el único directivo que no reporta directamente a Sáenz en el SCH es Luzón, pero también lo es que su mando sobre la división hispanoamericana es cada día más virtual, y que Sáenz conoce, a la perfección, todo lo que pasa en los bancos filiales de allende los mares.
Sí, Ana Patricia atraviesa su peor momento en el Santander, pero ahora ha aprendido a esperar.