En el momento presente, Banesto cuenta con 1.678 sucursales, que atiende a una plantilla de 9.600 personas. De entrada, hay que recordar que la reconversión del anterior presidente, Alfredo Sáenz, conllevó el cierre de 400 oficinas. Pues bien, a 31 de diciembre, Banesto ya cuenta con 130 oficinas en franquicia (prefieren llamarles puntos de venta), que aunque exhiben la marca Banesto y los tres colores del logo no son propiedad de la entidad sino de particulares con los que se ha llegado al correspondiente acuerdo. 

Y no crean que la franquicia es un pequeño complemento. Al menos, va a dejarlo de ser en breve. Así, durante los años 2005-2006, Banesto prevé abrir 450 sucursales. De ellas, sólo 130 serán propias, mientras que las restantes 320 serán franquicias. Ni que decir tiene, que los trabajadores de esta red externa del banco cobran menos y no pueden acogerse a los privilegios que disfrutan los trabajadores de la entidad. De esta forma, la Dirección no asume riesgo alguno y, aunque es verdad que ingresa menos, también reduce sus costes.

La verdad es que la patente de la externalización bancaria no es de Ana Patricia, sino de su tío Jaime, que comenzó a ejercerla en Bankinter. Simplemente, en Banesto llama más la atención, porque ha sido una entidad reflotada con fondos públicos. Así que cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿Por qué cerrar oficinas si luego las abren en régimen de franquicias? La única respuesta es porque, de esta forma, se precariza el empleo.

Hasta el momento, los bancos externalizaban servicios de todo tipo, pero nunca su cor business, su red de oficinas. Claro que, ahora, todo eso ha cambiado.

Y es que cerrada la vía de las prejubilaciones, que desde el 1 de enero resultan más caras por cuanto se financian con cargo al beneficio en lugar de a reservas, el recambio generacional resultará más caro. Ana Patricia Botín afirma que, a estas alturas, más del 50% de la plantilla de Banesto ha entrado en la nueva etapa, mientras que sólo en 2004 se han prejubilado 402 trabajadores. Dicho de otra forma, ahora Banesto dispone de una plantilla que no  cuenta ni con complemento de pensiones ni con otras prebendas. Además, los veteranos estaban mucho más sindicalizados y eran más exigentes.