El caso de la empresa pública Invercaria ha sido la última gota en el vaso rebosante de las presuntas corruptelas en Andalucía.
Tengo la sensación que lo que hemos conocido hasta ahora, con el escándalo de los EREs a la cabeza, sugiere la existencia de una trama institucionalizada de corrupción y despilfarro, que planea como sombra alargada sobre el régimen clientelar que el socialismo ha tejido durante los últimos 30 años.
Que la filtración pueda ser interesada, en la proximidad de las elecciones, a nadie escapa. Pero todo eso no puede ser pretexto para que una vez más el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, mire para otro lado y se limite a decir que el PP tiene la culpa de todo.
Andalucía no se merece el bochorno que supone vivir bajo la sospecha permanente. La gestión de los gobernantes que la han sumido en una situación económica insostenible, con los mayores índices de paro de España, será evaluada por los ciudadanos el próximo 25 de marzo.
Sólo cabe desear que se produzca una regeneración a fondo, una regeneración que será económica en la medida en que lo sea también moral y ponga al frente de las más altas responsabilidades a personas que piensen que la ética y la política no son incompatibles, como sugiere la mencionada grabación. También es conveniente que los gobernantes sepan que el dinero público si tiene dueño, es de los contribuyentes.
Xus D Madrid