Conozco un pueblo de Castilla, concretamente de la Ribera del Duero Burgalesa, con demostradas raíces de origen romano, en cuyo término municipal se ha encontrado el mayor mosaico romano en tierras hispanas, que tiene como motivo central el dios BacoMuestra con ello que además de raíces romanas ya era una zona de grandes vinos. Con este motivo, en los últimos 12 años se ha celebrado en el pueblo cada año una gran fiesta en honor al dios y al vino. Lo característico de esta fiesta, además de los motivos romanos, es que todos los vecinos y allegados colaboran directa o indirectamente. A los largo de los 12 años desde la organización habían ido consiguiendo algunas ayudas de instituciones públicas y privadas. La crisis hizo que las promesas el año anterior quedaran si cumplirse y sin esperanzas de tenerlas para este. No obstante la fiesta se ha celebrado.
"La crisis apenas se ha dejado notar por las alternativas imaginativas y económicas que se han planteado" decía el titular de un medio de comunicación social y tiene razón, la fiesta no ha desmerecido la de años anteriores, puedo decirlo porque estoy entre los allegados que ha participado en casi todas ellas. Y es que la decidida implicación de los vecinos en la ambientación y en los puestos, que es el mayor activo, se ha hecho con más ilusión si cabe. Actividades como el entierro arévaco del sábado por la noche resulto un éxito, ha sustituido a representaciones realizadas por grupos de teatro profesionales, y todo apunta a que se mantendrá en próximas ediciones.
El entierro arévaco es un ejemplo de las muchas otras actividades, entre ellas la escuela de gladiadores llevada a cabo por los propios vecinos colaborados y sus familias. Sin duda se trata de una fiesta que en medio de la gran crisis económica y las dificultades presupuestarias no ha desmerecido en nada gracias a la imaginación y dedicación de los vecinos de la villa típicamente castellanovieja.
Domingo Martínez