El empresario hotelero quiere conciliar su relación con Zapatero y Miguel Sanz
Para un empresario, ser amigo del presidente del Gobierno no siempre es plato de buen gusto. Para el navarro Antonio Catalán, de AC Hoteles, por ejemplo, su amistad con Rodríguez Zapatero no le trae muchos parabienes, pero sí infinidad de disgustos.
Por de pronto, con el servicio de su residencia en la selecta urbanización madrileña de Somosaguas, que no está muy contento con los modales de doña Sonsoles Espinosa y sus hijas. Sonsoles practica natación y submarinismo en la piscina que Catalán le ofreció, tras la polémica suscitada por sus prácticas en una academia-residencia de la Guardia Civil.
Pero el asunto no acaba ahí. Catalán siempre ha intentado mantener buenas relaciones con a Diputación Foral de su tierra natal. Por eso, no ha dudado en invitar a los hijos de Miguel Sanz al Camp Nou, porque Catalán vive a medio camino entre Barcelona y Madrid. Pues bien, con el proyecto de Tripartito navarro, y el subidón en la temperatura política en Navarra, Catalán no sabe cómo mantener su amistad con ZP y con Sanz al mismo tiempo.
Y por si fuera poco, el crédito del hotelero ante la Generalitat también anda en baja, porque aunque en el PSOE los trapos sucios se lavan en casa, José Montilla no mira con buenos ojos a un empresario que, aunque le gusta despachar en Barcelona, guarda relaciones tan próximas a su mayor enemigo político, que no es otro que su correligionario Zapatero.