- Fuera del Tribunal Supremo los sindicatos se han concentrado bajo el lema "Gallardón quiere acabar con la Justicia para todos".
- El Fiscal General del Estado ha calificado la próxima reforma penal de "grave inconsecuencia".
- Por su parte, el presidente del CGPJ y del TS ha pedido más medios y ha criticado la reforma del órgano de gobierno de los jueces.
La apertura del año judicial presidida por el Rey Juan Carlos ha tenido un protagonista indiscutible: Alberto Ruiz Gallardón (en la imagen). El ministro del ramo ha tenido que aguantar las críticas del Fiscal General de Estado, Eduardo Torres-Dulce, y del presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Gonzalo Moliner. ¡Ah! y de los manifestantes que se han concentrado fuera del edificio y que no han parado de protestar por las tasas judiciales. "Gallardón quiere acabar con las Justicia para todos", era su lema.
Vayamos por partes. Torres-Dulce le ha echado en cara, sobre todo, que la reforma penal que proyecta el ministro supone una "grave inconsecuencia", ya que atribuye la investigación a los fiscales pero, al mismo tiempo, les niega "la capacidad de maniobra precisa para llevarla a buen término".
El Fiscal General del Estado ha criticado que la reforma somete al fiscal a un "constante escrutinio de su actividad investigadora por el tribunal de garantías y por las partes personadas desconocido en el derecho comparado e incompatible con cualquier perspectiva de eficacia".
Por su parte, el presidente del CGPJ y del TS le ha pedido a Gallardón más medios. "Es necesario que el juez cuente con la adecuada dotación de medios que den cobertura y esa necesidad no se cumple en su plenitud en nuestro país", ha afirmado.
Además, no ha dudado en criticar la reforma del CGPJ que introduce, según él, "importantes limitaciones en su estructura". Asimismo, ha mostrado su desconformidad con el sistema de elección de los vocales porque se hace "por cuotas y no por consenso que es lo que quiso el constituyente".
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com