Argentina no sólo nos imita sino que nos adelanta. El insigne ZP comenzó con el homomonio y Kirchner SA, el matrimonio cleptómano, le imitó. Pero ahora nos adelanta en esta fulgurante carrera hacia el manicomio de la modernidad, uno de cuyos jalones es la brown revolution. Miren lo que cuenta Notivida (nº 728): la ley antidiscriminatoria, similar a la brasileña del insigne Lula da Silva: a Argentina ha llegado el gaymonio y ahora llega la censura de la ley antidiscriminatoria. Vamos, que criticar la homosexualidad será delito.
¿Qué esperaban? Se comienza con el aborto libre y termina siendo obligatorio. Se empieza con el ayuntamiento anal y se acaba por encarcelar a quien se atreva a criticar la cochinada de introducir el pene por el ano. Natural.
Aquí opera la habitual confusión entre criticar al homosexual o criticar a la homosexualidad. La tiranía gay mete a ambos factores en el mismo saco. Es como si luchar contra la pobreza fuera luchar contra los pobres o luchar contra el cáncer fuera luchar contra los afectados por tumores. Con este tipo de conclusiones interesadas es como se forjan las grandes tiranías.
Eulogio López
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