Sr. Director:
La posible candidatura de la Srta. Argibay a la Corte Suprema de Argentina, tuvo un mínimo espacio de participación ciudadana. Sin embargo, dicho ámbito ha dejado algunos elementos importantes para la reflexión.
Veamos: La candidata propuesta se autodefinió en breves trazos, en declaraciones periodísticas muy difundidas, como: "atea militante", "feminista", y partidaria de que la mujer decida si mata o no al hijo que porta en su vientre. Su auto descripción la caracteriza como una verdadera profetisa del odio. En efecto: un ateo es alguien que se niega a realizar la acción más elevada de cualquier ser humano: entrar en diálogo con el Creador. Ahora bien, una atea "militante", es quien pretende "combatir" al Creador y, sobre todo, a quienes lo sirven en la tierra, por odio hacia ellos, pues si tuviera otro motivo no asumiría una postura beligerante. Además, toda "feminista" odia a los varones y, desde luego, rechaza la mera posibilidad de compartir un proyecto común de vida, con alguno de ellos; es decir, detesta el matrimonio y la familia. Finalmente, su abortismo demuestra el odio que tiene a los hijos, a los inocentes y a los indefensos. En buen romance, la Srta. Argibay se definió a sí misma como una verdadera profetisa del odio. Ahora resulta interesante estudiar a quienes la apoyaron.
Todas las feministas de género, organizaciones autodenominadas "defensoras de los derechos humanos", y todos los ateos militantes se unieron, para un apoyo monolítico a la Srta. Argibay. Escasos centenares de personas, y poquísimas ONG's. Eso es todo. Y nadie más. Pero este ínfimo apoyo es muy significativo: las feministas son numéricamente irrelevantes, y sus documentos de identidad revelan un promedio de edad sexagenario, lo cual permite asegurar que las feministas, son una especie en inminente extinción en la Argentina.
Otra comprobación relevante fue que carecen de todo arraigo popular, tanto los organismos autodenominados de "derechos humanos", incluyendo al "buen" fraile Puijgané -interesado quizá, en que se le acorten los 20 años de prisión a que fue condenado, por su poco espiritual intervención, en la masacre del cuartel de La Tablada-, cuanto ciertas ONG's frecuentemente consultadas por el titular del Ejecutivo Nacional, como el Cels, Poder Ciudadano, y otras bien financiadas por la Fundación Ford –a la que aquellas están lógicamente subordinadas-. Ha quedado demostrado que todas estas instituciones no existirían, si no fuera por las jugosas donaciones que reciben del exterior.
Estas realidades, sólo nos dejan un interrogante: el inquilino de la Casa Rosada, ¿seguirá promoviendo profetas del odio, sólo para concretar el anhelado proyecto de lograr "su" "mayoría automática"? Sus próximos pasos nos darán la respuesta.
Jorge Scala
joscala@onenet.com.ar