El gobierno catalán ha presentado con un retraso lamentable sus presupuestos para el año 2011 cuando ya ha pasado casi la mitad del 2011.
La razón es evidente: Artur Mas ha preferido retrasar la discusión en el Parlament sobre los recortes presupuestarios tras las elecciones del 22-M poniendo su interés partidista por encima del interés general.
Además en este presupuesto de Cataluña hay un hecho preocupante: casi la mitad del gasto del gobierno catalán es gestionado por una tupida red de más de 200 entidades, consorcios y fundaciones que no están sometidos a los controles y auditorías habituales de la administración.
Tras lo ocurrido en escándalos de corrupción ligados a CiU como el caso Millet no parece que sea la mejor manera de ganar transparencia y confianza.
María Calvo