Artur Mas anunció que, de no aceptar el Gobierno la consulta de autodeterminación en 2014, convocaría elecciones plebiscitarias en 2016, coincidiendo con el final de la legislatura.
De momento, esta propuesta ha abierto una pequeña crisis con su socio, ERC, que invoca el pacto alcanzado con CiU para que se celebre, pase lo que pase, el año que viene.
Lo grave de la nueva hoja de ruta –la enésima– de Mas es que vuelve a supeditar al conjunto de la sociedad catalana, que es mayoritariamente contraria a la independencia, a su plan soberanista.
José Morales Martín