Se va a erigir, en la clandestinidad, pues ha vedado a los medios de comunicación el acceso. Sus reuniones serán a pórtico cerrado, no se difundirán por el cauce parlamentario, ni sus quehaceres se verterán en el Diario de Sesiones del Congreso. Se está camuflando, a todos los electores, el trajín parlamentario de nuestros representantes, al mismo tiempo que se elimina a la ciudadanía española de una controversia que aqueja a nuestras hondas raíces.
El Partido Socialista proyecta aprobar una ley que permite la defunción hostigada (infanticidio) de seres humanos inocentes e indefensos.
Hoy ha sido apiñada una manifestación, desafiando a los leones que tutelan los portones del Congreso de los Diputados, para exponer un total refuto al mandato inicuo, tirano y sicario de la interrupción voluntaria del estado de gravidez (asesinato). Este ultraje va en contra del derecho a nacer, sin el cual no coexisten ninguno de los demás derechos; la salvaguarda de la vida y el respeto del hombre.
El aborto (crimen) es una lacra que nos lleva a un vertiginoso declive de la población.
Lo peor de esta sociedad no es el aborto, sino la aceptación social del aborto. Nos hemos habituado a la crueldad y coexistimos con ella con una macabra adhesión, afirma Julián Marías.
Clemente Ferrer Roselló
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