Adviento, días de espera: tiempo que precede al nacimiento del Niño de Dios.
La iluminación de las calles, los anuncios de los comercios, las idas y venidas de tanta gente haciendo sus compras nos lleva a saber que esta Navidad -igual que tantas pasadas- dejará en nosotros un mensaje de esperanza y de paz.
De esta forma nuestras tradiciones se mantienen vivas. Es la razón de la continuidad, es el eslabón donde se van engranando tradiciones que no decaen. Es bueno y es bonito.
En estos días se llevan a cabo concursos de pastores, visitas a los Nacimientos, donde los padres llevan a sus hijos, en bastantes casos con la paciencia de hacer colas interminables. Están expuestos en el patio de banderas del Ayuntamiento, la casa de acogida de San Juan de Dios, en el Museo Carmen Thyssen, en la Diputación, en el Museo del Vidrio y Cristal, Casas de hermandad, Iglesias, Peñas y entidades particulares que aportan con su esfuerzo el compendio y la ayuda de ese entorno que hace que muchos podamos vivir en plenitud la festividad de la Navidad.
Anoche en un bar del centro un grupo masivo de jóvenes tocaban panderetas y cantaban villancicos, la gente se arropaba junto a ellos apoyando su iniciativa que alegraba el ambiente dando sabor y calor a sus calles y a su entorno.
Eran muchos, no un pequeño grupito perdido y fugaz, no, se recreaban en sus cantos y en sus letras que animaban la venida del Niño Jesús, cantando con calor y fuerza a la Madre de Dios. Bonito espectáculo que conlleva la aprobación de muchos jóvenes, que fieles a las tradiciones quieren desde su juventud arrastrar ese hilo para que sea la continuidad de estas fiestas, que son familiares, cristianas y principalmente entrañables.
"Esperamos la venida del Señor". En esa espera necesitamos que Jesús nazca en nuestros corazones, para identificarnos en los momentos difíciles que la sociedad vive, esta sociedad que sufre tanta carencia, en tiempos de paro y sufrimientos continuados, donde familias enteras están privadas de casi todo, donde la desesperación no le deja ver un asomo de esperanza. Quienes creemos que todos tienen derecho a una vida digna, será por tanto el momento en estos días, en estas fechas, la ocasión de ayudar a los que más lo necesitan.
La gente mayoritariamente necesita ayuda económica para resolver sus problemas y aquí viene esa frase conocida: "No solo de pan vive el hombre, sino de esa palabra que sale de la boca de Dios". Es por eso, que no debemos pasar los días sin explicar, sin comentar, el sentido real de esta fiesta de Navidad, fiestas, por supuesto, pero sin desvirtuar en nada su principal mensaje: Jesús, el niño Dios, nace en Belén y nos da este mensaje.
En él daremos ayuda, comprensión, amistad y amor. Sin olvidar que para construir una sociedad más justa y solidaria hay que tener presente este precepto: Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. La Navidad se vive con alegría porque tiene un lenguaje especial, quien lo sabe y entiende se va metiendo de lleno en ella y buscando encuentra ese sentido, meditándolo encuentra respuestas a muchas preguntas y muchos porqués. Porque, no se va a ninguna parte si no se tiene claro cuál será su recorrido.
Dejemos añoranzas personales, contrariedades de las jornadas y todo el lastre que el hombre pueda acumular sin saber cómo salir de él. Es momento de demostrarnos que si vivimos bien estas fiestas, darán un buen empuje a la esperanza y a la confianza de muchos otros que necesitan salir adelante con garbo humano y sentido sobrenatural.
La Navidad puede ser el momento oportuno para ello y empezar el nuevo año con buenos propósitos y cumplirlos. La Fe nos dice: "Hoy, en la ciudad de David os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor". ¡Feliz Navidad!
Inés Robledo Aguirre