El Himno La Muerte no es el final no atiende al espíritu laico que impone el gobierno Zapatero.
A fin de cuentas, es una oración, un diálogo dirigido al Creador y, como es sabido, el laicismo ha decretado pena de exilio para Dios de la democracia. Lo que ocurre es que a los compañeros de los muertos les gusta oírlo.Eulogio López