El malestar de los hosteleros catalanes es comprensible. El gobierno de Artur Mas pretende implantar una tasa que grava las estancias de los turistas que vienen a Cataluña.
Parece ser que no han aprendido nada de la desastrosa experiencia de Baleares cuando se puso en marcha una tasa similar, la ecotasa, y se tuvo que eliminar al cabo de sólo un año de funcionamiento por sus nefastas consecuencias para el turismo de las islas.
Por si fuera poco, el dinero recaudado irá a ese capricho sin base económica alguna que es una aerolínea de bandera catalana en base a Spanair -le cambiarán el nombre, seguro-. Una obsesión catalanista que ha costado ya millones de euros. Cataluña está tirando dinero en una aerolínea mientras en el resto de Europa están fusionando o desprendiéndose de sus compañías aéreas para ahorrar costes. Ya se sabe: Artur Mas no tiene recursos para hospitales o escuelas pero sí para sus costosos caprichos nacionalistas.
Antonio Sanz