Sr. Director:
Su Majestad dijo que es preciso mejorar las condiciones de trabajo de los militares para que se sientan motivados. Se entiende que se refería desde los soldados rasos a los generales y almirantes, pues el sueldo de todos ellos es de risa (siempre lo fue): un consejero de Ibarretxe o de Maragall/Carod-Rovira cobra el triple, o el cuádruple, que un general o almirante. Y el sueldo de la tropa escandalizaría a los líderes sindicales. Y en esto el Rey –Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas— acertó plenamente, reclamando mejores condiciones de vida para sus compañeros. Los militares siempre le estarán agradecidos, sobre todo, si el Gobierno hace caso a Su Majestad y sube un poco las retribuciones castrenses, al menos igualando el IPC, como se hace con los jubilados.
Naturalmente, los medios antigubernamentales se han apresurado a atacar a Aznar y a sus ministros, arrimando el ascua a la sardina de la izquierda. Desde el pasado 6 de diciembre ya van dos discursos del Jefe del Estado que entusiasman a la izquierda. Pero, no es ésta la cuestión fundamental.
Para motivar a los militares, aparte de subirles las retribuciones y mejorar sus condiciones de trabajo, hay que hacerles sentir que exponen sus vidas por una causa digna. Ningún ejército del mundo civilizado trabaja como los simples grupos de mercenarios, por un sueldo y sólo por un sueldo. Los militares occidentales ejercen su profesión, fundamentalmente, porque creen en la indisolubilidad de sus patrias respectivas. Los militares españoles, concretamente, siguen creyendo que su motivación principal no es puramente económica: creen que su misión fundamental es la que les señala imperativamente el artículo 8 de la Constitución, o sea, garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.
¿Se van a sentir motivados nuestros militares, si triunfan el Plan Ibarretxe y el Plan Carod-Rovira/Maragall, apoyado por el PSOE? ¿Van a morir nuestros soldados por una Patria fragmentada de iure o de facto? ¿O acaso hay que subirles un poco los sueldos para que sigan calladitos y sin molestar?
Vicente García
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