El secretario general de la ONU se tiene que resguardar en un edificio en Egipto tras ser cercado por partidarios del líder libio

 

El ataque contra Libia es una ocasión para que Naciones Unidas recupere su puesto en el panorama internacional, pero para el mundo árabe el tema no es tan sencillo. Por eso todos los países de la alianza han querido que países vecinos a Libia se integraran en el ataque y ha sido un éxito la entrada de Qatar.

Sin embargo, y pese al apoyo en un segundo momento de la Liga Árabe a la intervención después de haber manifestado la incomprensión de una intervención militar para defender a los civiles, la realidad vuelve a mostrar la problemática.

Este lunes el secretario general de la ONU, Ban-Ki moon, acudía a la plaza Tahrir, centro de las protestas contra Mubarak, para conocer el lugar donde se cuajó la revolución egipcia, pero no podía suponer lo que le ha sucedido. Grupos de manifestantes han cercado al grupo en el que iba y le han increpado por los ataques de la alianza al líder libio, Gadafi. Ante la situación ha tenido que protegerse en un edificio cercano. Esto muestra que pese a la legalidad del ataque, el mundo árabe, y especialmente su población, ve con reticencia las agresiones contra los pueblos musulmanes. Y la ONU, y Occidente y Estados Unidos, deberían estudiar cómo lograr un cambio de tendencia en la visión que se tiene de ellos. Si no, los mismos que hace dos días vitoreaban la intervención internacional, dentro de dos días pedirán su marcha urgentemente.

Juan María Piñero

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