Ana Patricia Botín sustituye al veteranísimo Outón por un joven de cuarenta años procedente de la Banca de Inversión, una entidad como Banesto dedicada a la Banca doméstica será dirigida por un grupo de treintañeros sin ninguna experiencia de red. Toda una operación de Ana Patricia para plantar cara al poder omnímodo del Alfredo Sáez. La batalla entre la heredera del imperio de Botín y el hombre de confianza de su padre se encuentra en su punto álgido
La tarde del jueves 22 fue intensa en el Santander Central Hispano (SCH) principal grupo bancario español. Su filial más importante, Banesto anunciaba un hecho relevante para el cierre del mercado. Con los primeros espadas de la información financiera en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander donde participaba la Presidenta de Banesto, Ana Patricia Botín, adelantando además su intervención los dedos se volvieron huéspedes: ¿Estábamos ante la sucesión en casa Botín? Y es que los periodistas solemos tropezar varios cientos de veces en la misma piedra y a olvidar que Emilio Botín se jubilará por fallecimiento.
No, se trataba de otra cosa, Ana Patricia se preparaba para remodelar la cúpula de Banesto y el plato fuerte consistía en la sustitución de Federico Outón, cincuenta y seis años de edad por José García Cantera de cuarenta años recién cumplidos. Por hacerlo fácil, digamos que Outón ha creado una de las redes de sucursales más sólidas y rentables de España pero no ha pasado del my tailor is rich por contra José García Cantera tiene un MBA por el Instituto de Empresa y su trayectoria profesional se circunscribe a Salomon Brother y Citygroup en Londres y Nueva York, no está claro que sepa lo que es una letra de cambio ni una hipoteca pero domina el lenguaje de la banca guapa, la banca de inversión a la perfección y el inglés financiero, el lenguaje de los elegidos.
De paso, Ana Patricia golpeaba en la espinilla al vicepresidente Alfredo Sáez. El pulso entre la heredera del Imperio y el directivo en quien más confianza ha tenido su padre a lo largo de toda su trayectoria profesional se encuentra en su punto álgido. Como ya informara Hispanidad Sáez no se recata en ordenarle a Ana Patricia, en la Comisión Ejecutiva del Santander cómo tiene que hacer las cosas y en sus directrices hacia Banesto recibe todo el apoyo de Emilio Botín. A Ana Patricia le chirrían los dientes pero sabe que aún no ha llegado su hora. Así que ha decidido su predio personal, Banesto, como venganza. Ha cesado a Federico Outón, un hombre de Alfredo Sáez y éste ha recogido el guante y ha acogido a Outón como director general de la casa matriz. Es como si la presidenta de Banesto (cuarenta y seis años) hubiese querido enfrentar la juventud de sus fichajes a la madurez de los directivos que lideran Botín y Sáez. Ana Patricia ha convertido a Banesto en el banco guapo y es que el resto de nombramientos mantienen la misma tónica: juventud y banca de inversión. Sólo hay una excepción la del incombustible Juan Delibes, quien, casualmente reportará directamente a la Presidenta. Delibes une a sus actuales funciones de Director financiero las responsabilidades de estrategia y marketing, y esto si que resulta curioso porque Delibes es uno de esos bancarios pétreos muy serio a la hora de cuadrar presupuestos pero cuyo lema podría ser antes morir que arriesgar no parece el perfil adecuado para una presidenta siempre agresiva como es Ana Patricia, en esto es un clon de su padre.
Y por cierto, vuelven las familias a Banesto. Ya se sabe que un banco guapo se alimenta de yuppies, pero a ser posible yuppies de ilustre apellido. Por ejemplo, Jaime Ybarra es hijo de su homónimo, el ex presidente de Sevillana de Electricidad (no confundir con Fernando) y del Consejo Andaluz de Banesto.