En la presentación de resultados del tercer trimestre de 2009, el consejero delegado de Bankinter, Jaime Echegoyen, tuvo que dar su opinión sobre el informe de Moodys, que atribuía a la banca española pérdidas por valor de 108.000 millones de euros y que desconfiaba de las pérdidas reconocidas por las entidades en sus cuentas publicadas. Echegoyen se sumó a las declaraciones de la AEB para respaldar la solidez del sistema en general. Pero entró al trapo por lo que respecta a Bankinter en particular: la tasa de morosidad es del 2,2%, cuando este viernes se sabía que en agosto el sistema había alcanzado el 4,9%. Si sumásemos las adjudicaciones, la tasa alcanzaría el 2,8%. Así, el órdago de Echegoyen parece retar al resto de bancos a hacer lo mismo.
Bankinter no cuenta con una inmobiliaria y procura deshacerse de las adjudicaciones, mientras que otros han tenido incluso que crear empresas conjuntas con las inmobiliarias para convertir en cartera de inversión lo que de otra manera se podrían haber considerado adjudicaciones y que, contado como mora, daría cuenta del atolladero en el que están algunos bancos.