• Una corte la sentencia, además, a cien latigazos por el delito de adulterio, pues su matrimonio no es válido para la ley islámica tras convertirse al cristianismo.
  • Ella le dijo al juez, de forma calmada, que "soy cristiana y nunca cometí apostasía".
  • La defensa de Meriam apelará la sentencia en los próximos días.
Sudán del Norte es un país de mayoría musulmana, y tiene una legislación basada en la ley islámica o sharia según la cual abandonar el Islam es un crimen.

Pues bien: una corte de Sudán del Norte ha condenado a muerte en la horca a Meriam Yehya Ibrahim Ishag, una mujer embarazada de ocho meses, por haberse convertido del Islam al cristianismo, tras casarse con un cristiano de Sudán del Sur.

Además, el tribunal recordó que la ley sudanesa prohíbe la conversión del islam al cristianismo y que, por tanto, la acusada cometió adulterio al ser "nulo" su matrimonio como cristiana. Y por ello, fue sentenciada a cien latigazos.

Según informó la agencia AFP, el juez que la condenó dijo a la mujer que "te dimos tres días para que te retractes, pero insistes en no retornar al Islam. Te sentencio a ser ahorcada hasta la muerte".

La sentencia de muerte no sería efectuada hasta que la mujer se recuperara del parto. Según algunos medios locales, este plazo podría extenderse hasta dos años después del nacimiento de su bebé.

Un clérigo musulmán habló con la mujer, encerrada en una jaula, durante cerca de 30 minutos, tras los cuales ella le dijo al juez, de forma calmada, que "soy cristiana y nunca cometí apostasía". Meriam habría sido criada cristiana ortodoxa, que es la religión de su madre, debido a que su padre musulmán permaneció ausente durante su infancia.

La defensa de Meriam apelaría la sentencia en los próximos días. A la vista de este jueves acudieron un gran número de diplomáticos occidentales y representantes de grupos de derechos humanos, que han advertido del riesgo que este tipo de juicios supone para la tolerancia religiosa y los derechos humanos en Sudán.

Pero hace falta un mayor sensibilización mundial ante casos como este, que atentan gravemente contra los derechos humanos y contra la libertad religiosa y de conciencia, y reclamar cambios legislativos en esos países.

José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com