Sr. Director:
El Bautismo cristiano no tiene nada que ver con el teatro. Es la consagración de una persona (sea niño o adulto) a Dios. Los primeros cristianos se bautizaban siendo adultos, y se cambiaban el nombre como reflejo de la profundidad del cambio. Posteriormente, se adelantó el acto deseando que el niño/a gozara cuanto antes del privilegio de ser Hijo de Dios en su Iglesia, fijándose de paso el nombre.
El bautismo civil, que yo sepa, no tiene estos mismos efectos sobre la persona que lo recibe. Por tanto, si son hechos diferentes, ¿por qué ese empeño en llamarlo bautismo? Cuando en el idioma castellano ponemos un adjetivo calificativo después de un sustantivo, especificamos alguna cualidad o característica de la realidad a que nos referimos. Por eso, añadir el calificativo civil a la palabra Bautismo, como si fuera una variante más de lo que la Real Academia de la Lengua Española describe en la primera acepción como Primero de los sacramentos del cristianismo, con el cual se da el ser de gracia y el carácter cristiano, no me parece leal para con la religión cristiana. Como hacen los ingleses, pioneros en esta clase de ceremonias, podrían llamarse tranquilamente naming ceremonies (algo así como imposición de nombre), presentación social, o qué se yo.
Alfonso Callejo
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