- En especial, el enfrentamiento entre los dos jurídicos: Eduardo Arbizu y Domingo Armengol.
- Al Ceo, Ángel Cano, no se le permite entrar en cuestiones de estrategia o prioridades.
- Y las unidades de negocio se quejan de su escasa participación en el negocio.
- Especialmente en el proyecto de conversión del BBVA en un instrumento de banca personal y corporativa.
- En plata, que la idea de FG es reducir oficinas y plantilla.
- En ese esquema, Tanto González Páramo como Carlos Torres puentean al Ceo.
- E Ignacio Moliner, Comunicación, sólo trabaja para Francisco González... quien ya le está buscando sustituto.
El presidente de BBVA, Francisco González manda más en su Grupo que Emilio Botín en el Santander, a pesar de sus malas relaciones con el titular de Economía, Luis de Guindos, y sus cada vez más debilitadas relaciones con el presidente del Gobierno, su paisano Mariano Rajoy. Lo malo es que el poder omnímodo de FG provoca que las unidades de negocio se sientan desatendidas Sobre todo, porque reportan a Ángel Cano, apartado de cualquier cuestión de estrategia o prioridades.
Vamos por partes. El principal problema de organigrama del BBVA es que el Ceo, Ángel, Cano no participa en al estrategia del banco. En el Consejo, está de oyente y sabe que no puede entrar en las divisiones, muchas, que dependen directamente del presidente. Algo inhabitual en otros bancos.
Dos son los hombres clave a la hora de marcar la estrategia del BBVA: el ex consejero del Banco Central Europeo (BCE), José Manuel González Páramo, y el responsable de Desarrollo Corporativo, Carlos Torres Vila. El primero le sirve a FG para presentarle en la comunidad financiera internacional, que es lo que más le gusta. Precisamente, su alejamiento del Gobierno procede de la tendencia de FG a poner como no digan dueñas a la banca española, e incluso al Gobierno español, en esos foros financieros internacionales.
Por su parte Carlos Torres, un McKinsey que en su día fue un hombre clave en la Endesa de Manuel Pizarro, también puentea al Ceo, Ángel Cano.
Eso sí, también en el propio Sanedrín de FG han surgido las divisiones. Tenía que ocurrir. Si algo vigila FG son sus servicios jurídicos. Y ahí ha llegado el enfrentamiento entre el secretario del Consejo, Domingo Armengol y el responsable de Servicios Jurídicos, Eduardo Arbizu. En otras corporaciones ambos cargos están fusionados en uno sólo.
Y al responsable de comunicación, Ignacio Moliner, otro apartado que FG cuida con esmero y al que exige que trabaje exclusivamente para él... el presidente ya le está buscando sustituto.
Decíamos que Ángel Cano apenas participa en las grandes decisiones. Y el problema es que a él reportan las unidades de negocio, que se sienten un tanto perdidas. Especialmente ahora, cuando FG intenta la 'reconversión imposible' que tendrá que abordar toda la banca española: convertirse en una mezcla de banca personal y banca corporativa. Y para ello, claro, sobran oficinas y sobra plantilla.
En cualquier caso, los responsables de México y de Banca Corporativa Global, es decir, el ex Banco de Bilbao, Vicente Rodero, y Juan Asúa, respectivamente, tienen poca capacidad de decisión... pero son los que más ebitda aportan al Grupo. Eso sí, poder, lo que se dice poder, más bien poquito. Como en toda la parte operativa del BBVA, más que gestores son administradores.
Más débil se encuentra Manuel Sánchez, responsable de Estados Unidos, porque allí el negocio del Compass y cia no acaba de funcionar.
FG tampoco despacha con alguien con quien sí lo hacía en el pasado: el director Financiero, Manuel González Cid, procedente de Argentaria. Y tampoco con un hombre clave para la próxima etapa: el responsable de Recursos Humanos, Juan Ignacio Apoitia, otro ex BB.
Por su parte, a Jaime Sáenz de Tejada, otro ex Argentaria, le ha tocado en suerte bailar con la más fea: banca doméstica en España y Portugal, los mercados más saturados y más complejos. Y ha defendido bien su posición pero ahí, no se sabe de modo fortuito o a propósito, Sáenz de Tejada se topa con el problema de Ignacio Deschamps, el hombre venido de México, de tratado difícil, del que depende toda la banca doméstica global.
¿Puede aguantar este organigrama mucho más tiempo Bueno, lo cierto es que una de las virtudes de FG es que no se casa con nadie, salvo consigo mismo. Quiero decir que, a la postre, sólo exige resultados... y no admite ni excusas ni ambiciones... ni mucho menos rebeliones. ¡Pues bueno es él!
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com