Cuando llegó el PSOE al poder, una de las primeras cosas que hizo fue cambiar a los presidentes de empresas públicas o para-públicas. Por ejemplo, a pesar de que la mayoría del capital de Hispasat pertenece a tres empresas (AUNA, Telefónica y BBVA), y a pesar de que las tres estaban deseando venderle su participación a La Caixa, y a pesar de que con esta venta se aseguraba la españolidad de Hispasat... el Gobierno ha presionado a los tres accionistas, quienes, dóciles y obedientes, han decidido permanecer y no vender.
La razón es muy sencilla: Petra Mateos, actual presidenta, se opone, como ya hemos informado en Hispanidad, a que La Caixa u otro grupo español tome el poder porque considera que ella perdería su puesto. Así pues, ha solicitado a la Administración que bloquee la entrada. Lo malo es que, a lo peor, son los consorcios ASTRA y Eurostat, quienes se hacen con Hispasat por el empeño de Mateos de mantenerse en el cargo.
Lo curioso es que el Gobierno Zapatero presiona ahora a los tres accionistas privados para que no vendan... cuando hace dos meses les presionó para que cesaran a Pedro Antonio Martín Marín, un alto cargo del Gobierno Aznar.
Sin embargo, AUNA se empeña en continuar adelante con la venta. BBVA, que tras el acoso del Ejecutivo a FG ya nada tiene que perder, también está por la venta. AUNA ya vendió la red de televisión a Abertis y considera que el comprador ideal es La Caixa. Veremos quién tiene más poder de convicción sobre Telefónica: si BBVA y AUNA o el Gobierno socialista.