El Consejo de Administración celebrado en Barcelona el viernes 26 por el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) disparó todos los rumores en la City madrileña, acerca de una dimisión del actual presidente, Francisco González. Todo apunta a que esos rumores tienen su origen en el propio Gobierno, deseoso de conseguir su segundo as de la baraja, tras la caída de Alfonso Cortina en Repsol YPF. Lo cierto es que sin el apoyo de las instituciones de inversión colectiva, preferentemente norteamericanas, resulta muy difícil moverle la silla al presidente del BBVA, que en dos años se ha librado de cualquier voz crítica con su gestión, tanto en el Consejo como en el equipo ejecutivo. Es la práctica del moobing político-empresarial: si la víctima cede, hay premio.
A partir de ahí, la rumorología se ha disparado. Así, fuentes del banco situaban a José Pérez en la Presidencia de la entidad. Pérez fue director general de Mercados de BBVA y antes director general de Inspección del Banco de España. De hecho, fue Francisco González quien le prejubiló. Pérez es un hombre que siempre se ha considerado próximo al Partido Socialista. Su hermano Pedro fue secretario de Estado de Economía con Carlos Solchaga. Y otro candidato, esta vez de transición, es el ex goberndor del Banco de España, Luis Ángel Rojo, que daría lugar a un candidato del Partido Nacionalista Vasco, al que ya nos hemos referido en estas pantalla: Xavier de Irala.
Entre la panoplia de diems y diretes se comenta que alguien está aglutinando un paquete del 4% del capital como plataforma para el relevo. Detrás de la operación estaría el constructor Luis del Rivero, primer accionista y máximo ejecutivo de Sacyr-Vallehermoso, quien aspira a cualquier cosa en cualquier sitio, sin ir más lejos en el BBVA. Rivero conoce a FG por muchos aspectos, y entre ellos la Operación Chamartín. Más casualidades: ha sido muy comentada la presencia del ex consejero delegado del BBVA, Pedro Luis Uriarte, a quien FG expulsó, en un acto público (desayuno del Foro de la Nueva Economía con Maurizio Carlotti) ante el "todo Madrid".
Y todo esto no son más que rumores, aunque tengan su origen en La Moncloa. En el caso de BBVA, el Gobierno no cuenta con ningún accionista de referencia que aspirara a la Presidencia, tal y como ocurría en el caso de Repsol YPF. Pero con quien sí cuentan los conspiradores es con la vicepresidenta primera del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega, quien no consiguió salvar a Alfonso Cortina (Cortina salvó la cabeza en Repsol del hermano de De la Vega, y la mujer defiende a la familia), y ahora pretende vengarse en otros presidentes de compañías privatizadas.
Lo único cierto es que el Partido Nacionalista Vasco, dentro de su paquete global de negociación con el PSOE, exige recuperar la Presidencia del BBVA para uno de los suyos, en concreto, para el actual presidente de la BBK, y ex presidente de Iberia, Xavier de Irala. Lo malo es que el diálogo entre el PSOE y el nacionalismo vasco no marcha por el mejor de los caminos.
Es decir, que para librarse de FG sólo queda la solución del moobing. Pero no lo olviden: en este juego, el que resiste gana.