Con motivo de la 99 Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que se celebrará el próximo 13 de enero de 2013, Benedicto XVI ha hecho público anticipadamente su mensaje para aquella Jornada.
El Papa señala en su mensaje que los flujos migratorios son "un fenómeno que impresiona por sus grandes dimensiones, por los problemas sociales, económicos, políticos, culturales y religiosos que suscita, y por los dramáticos desafíos que plantea a las comunidades nacionales y a la comunidad internacional", ya que "todo emigrante es una persona humana que, en cuanto tal, posee derechos fundamentales inalienables que han de ser respetados por todos y en cualquier situación".
El Santo Padre afirma: "Es cierto que cada Estado tiene el derecho de regular los flujos migratorios y adoptar medidas políticas dictadas por las exigencias generales del bien común, pero siempre garantizando el respeto de la dignidad de toda persona humana". Se supone que porque el bien común exige un cierto orden en ese terreno.
Aunque también reconoce el Santo Padre "el derecho de la persona a emigrar -como recuerda la Constitución conciliar Gaudium et Spes en el nº 65- es uno de los derechos humanos fundamentales, facultando a cada uno a establecerse donde considere más oportuno para una mejor realización de sus capacidades y aspiraciones y de sus proyectos".
Pero tal mensaje se complementa con este otro de Benedicto XVI: "El camino de la integración incluye derechos y deberes, atención y cuidado a los emigrantes para que tengan una vida digna, pero también atención por parte de los emigrantes hacia los valores que ofrece la sociedad en la que se insertan".
El Santo Padre se refiere a las migraciones bajo el perfil dominante de la pobreza y de los sufrimientos, que con frecuencia produce dramas y tragedias y concreta las operaciones de auxilio para resolver las numerosas emergencias, con generosa dedicación de grupos e individuos, asociaciones de voluntariado y movimientos, organizaciones parroquiales y diocesanas, en colaboración con todas las personas de buena voluntad. Cómo vamos a olvidar aquí, por ejemplo, la labor de Cáritas en países como España.
El mensaje entero se puede leer aquí.
José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com