- El sobrecoste de las expropiaciones de autopistas radiales quebradas (más de 2.000 millones de euros) irán con cargo a las concesionarias.
- Ahora bien, con este varapalo, el proyecto de la Empresa nacional de Autopistas (ENA-2) puede darse por finiquitado. Ninguna empresa está por la labor.
- Hasta ahora la socialización de pérdidas privadas había tenido su máximo exponente en el recate bancario y las energías renovables. Pero también puede ocurrir con las autopistas.
Fue la noticia más importante del Consejo de Ministros del pasado viernes, día 24. La titular de Fomento, Ana Pastor (en la imagen), nos ofreció un larguísimo y tedioso plan de seguridad ferroviaria y un no menos larguísimo discurso de normativa sobre infraestructuras. Pero entre col y col nos metió la lechuga del varapalo a las concesionarias de autopistas, y, con él, a la banca que las financia y a las constructoras financiadas.
Eso sí, a la ministra se le ha atragantado la ENA-2 y esperemos no se le atragante la privatización de AENA, que la cosa de los aeropuertos tampoco marcha. Y ojo, que también tiene abierto el frente de Renfe.
Lo cierto es que la nueva norma de Fomento hacer recaer el posible sobrecoste de las expropiaciones para construir autopsitas (más de 2.000 millones de euros, según aseguran en el sector) correrá a cargo de las concesionarias, no el sector.
¿Y ha hecho muy requetebién la señora Pastor Por supuesto. Quien no lo hizo bien fue Magdalena Álvarez y otros ministros de Zapatero que ni tan siquiera dieron la batalla jurídica para que no fuera el Estado el responsable último del sobreprecio en las expropiaciones de terrenos. Ya es discutible la responsabilidad civil de la Administración, que en el caso de las radiales supera los 3.500 millones de euros. Las concesionarias, las constructoras y la banca financiadora se pusieron duras con que el Estado debía pagar el desastre de las radiales quebradas. Pues bien, la respuesta de Pastor es simple: no habrá ENA-2 pero tampoco habrá socialización de pérdidas. Y si los tribunales se ponen tontos no seré yo quien se lo discuta: pero os lo restaré de lo que se debo en concepto de responsabilidad patrimonial del Estado por unos consumos en caída libre.
Lógico y justo. De otra forma: ¿qué riesgo corren tanto constructoras como concesionarias ¿Qué riesgo corre la banca financiadora Ninguno. Si ganan, ganan ellos; si pierden, se lo pagamos todos. Lo que se llama bien común, oiga.
Esta socialización de las pérdidas y privatización de las ganancias es moda en toda Europa. En España, ha llegado a su cénit con el rescate bancario pero también se nos está dando un lamentable asunto con el caso de las energías renovables cuyas ganancias se basan en las subvenciones públicas, no en su propia eficiencia dado que son muy ineficientes. Como antes, por cierto, se hizo con la energía hidroeléctrica -no hubo canon para las renovaciones de una generación amortizada- y ahora ocurre con el alargamiento del ciclo de vida de las centrales nucleares. Aquí todos son culpables, los ecolojetas de la energía verde -la Triple A- y las eléctricas tradicionales de las energías -estas sí, más baratas de todas- hidroeléctrica y nuclear.
Pastor ha nadado ahora contra corriente, en defensa del dinero público y del bien común: enhorabuena.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com