La Comisión parlamentaria de Igualdad entre hombres y mujeres, que no entre mujeres y niños, ha aprobado la ley del aborto libre tras una mercadeo donde los grupos de la izquierda progre, como ERC, BNG, ICV o Na-bai, todos socios del Gobierno menos el último, que aspira a serlo- discutían con el Zaptismo, siempre dialogante- sobre si los niños tienen derecho a vivir a partir de la semana 16 ó de la semana 24. Otra hipocresía más, claro está, porque en España ya existe aborto libre, en cualquier momento del embarazo y hasta un día antes de nacer, con el coladero de la ley de Felipe González (1985): el presunto peligro para la salud psíquica de la madre. El aborto en España se ha instrumentado a través de un grupo de psicólogos y médicos sin escrúpulos que firmaban la pena de muerte sin ver a la paciente. Así era más fácil.
Por tanto, el aborto libre no es más que la desfachatez de un PSOE enamorado de la muerte que anhela, no sólo la matanza de inocentes, sino la conversión de tal actividad en derecho ineludible.
La diputada del PP, Sandra Moneo ha terciado advirtiendo que el derecho de la mujer es la maternidad, no el aborto. Muy cierto, doña Sandra, pero lo cierto es que José María Aznar pudo terminar con tan nefasto derecho y, no sólo no lo hicieron, sino que durante su época España se convirtió en el paraíso del aborto europeo, por no recordar que fue el Gobierno el que abrió el paso a todo tipo de anticonceptivos abortivos, como la píldora postcoital.
Después de Lilí Marlene tenemos a Bibí se ha ido, la novia de la muerte, y a una oposición que se opone de forma vergonzante. Esto es lo que hay a la espera de la revolución pendiente.
Eulogio López
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