Una de las mentiras de la reforma de la Ley del Aborto es que se trata de reducir el número de abortos provocados. Falso. Ningún responsable del Gobierno ha sido capaz de señalar cuál es la cifra de recorte de abortos con la nueva ley. La segunda mentira es que el Gobierno ofrecerá información a la gestante sobre las ayudas existentes para que tenga un plazo de tres días para reflexionar sobre si seguir adelante o no.
Lo razonable es que la norma fuera acompañada de un plan de apoyo a la maternidad. Así lo propuso el PP en el Senado. La propuesta incluía una dotación económica de 1,5 millones de euros. Fue rechazada igual que fue rechazada en el Congreso una PNL del PP de apoyo a la embarazada en riesgo de exclusión social. Porque no es verdad que el PSOE quiera reducir los abortos. El PSOE quiere convertir el aborto en un método anticonceptivo más dentro de la estrategia de sexo seguro.
También se rechazó en el Senado una dotación de 6 millones de euros en Trabajo para un programa específico de formación y empleo para mujeres embarazadas (madres adolescentes, inmigrantes y mujeres en situación de exclusión social). El PSOE también rechazó un recorte del 50% en las cotizaciones a la Seguridad Social para la mujer embarazada para afrontar el mobbing maternal reconocido por el propio ministerio de Igualdad.
El PP también proponía la extensión de la paga de los 100 euros a las mujeres desempleadas con niños menores de 3 años. Una propuesta que había presentado Caldera siendo ministro de Asuntos Sociales. Nada. Una presión absolutamente ideológica y partidaria.