El colegio cardenalicio está compuesto por hombres con sus debilidades y sus propias opiniones, pero cualesquiera que sean sus cualidades humanas, su formación, su personalidad y su historia, lo que domina a los cardenales electores a la hora de depositar su voto es realizar lo que Dios pide, tal como ellos lo reconocen en su conciencia.
El entonces cardenal Ratzinger decía en 1997, ahora Papa emérito, que el Espíritu Santo no "dicta" un nombre sino que deja mucho espacio, mucha libertad, sin abandonar nunca a los electores. La gracia y la libertad se entrelazan en este momento trascendental: lo divino a través de lo humano, así es el cristianismo.
Por eso los corazones de todos los fieles acogemos con natural y sencilla alegría a quien finalmente ha sido anunciado urbi et orbi, Francisco I.
Enric Barrull Casals