El martes los controladores aéreos tranquilizaban a la industria turística asegurando que aplazaban la huelga prevista para la segunda quincena de agosto aunque no hubieran llegado a un acuerdo con AENA.
El miércoles, el ministro de Fomento, Pepiño Blanco, volvió a insistir en que no recibiría al sindicato USCA.
El colectivo se debate entre la presión social para no dañar el turismo y la prepotencia del ministro y de la empresa AENA que tras desconvocar la huelga, aunque no con carácter indefinido, insistió en sus líneas rojas en materia de salarios y horarios.
Andrés Velázquez
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