Son ingeniosos, llenos de talento, unos días más graciosos que otros, e ideológicamente teledirigido. Son los guiñoles de Canal , la televisión de pago de Polanco. Pero, eso sí, el talento es perfectamente compatible con la mala uva. La sesión de la noche del lunes 9, con las marionetas de Rodríguez Zapatero y Jesús Caldera (me refiero a las marionetas que representan a los dos líderes socialistas, no a sus personalidades) burlándose de las clases de religión, de los símbolos religiosos, de los crucifijos y de la fe de la mayoría de los televidentes.
Tienen talento, pero no tanto como para mantener un nivel diario. Y cuando a cualquier barbián no se le ocurre nada, recurre a lo de siempre: o el sexo (que ya no escandaliza a nadie) o la blasfemia. Pero el señor Polanco no les llamará al orden, seguramente en nombre del respeto a la libertad de expresión, que, al parecer, también incluye la injuria a los cristianos.
Y ya puestos, ¿por qué tenemos que aguantar tantos insultos los creyentes, nosotros que somos tan respetuosos que no le mentamos al señor Polanco a su santa madre (totalmente inocente de lo que hacen los empleados de su hijo, que conste)?
Eulogio López