Ahora que estamos acabando el curso 11/12, me parece oportuno hablar de educación.
En España, el debate sobre la educación diferenciada sigue estando sobre el tapete porque los colegios que la imparten son centros con un ideario claro, esta claridad y seguridad en la bondad de lo que están haciendo ha llevado a los tribunales a algunas administraciones públicas por no concederles conciertos. Recientemente, esos centros educativos han ganado varios de estos juicios.
El mes pasado tuvo lugar el I Congreso Internacional de Educadores en Perú. Algunas de las conclusiones expuestas hacen referencia clara a la educación diferenciada, entre ellas están:
a) Para las chicas, ambiente tranquilo y ordenado, más diálogo y conversación con la profesora, vinculación de lo estudiado con experiencias personales, fomento de la competitividad, trabajos en grupo para fomentar el liderazgo.
b) Para los chicos, disciplina y claridad en las tareas a realizar, consignas cortas y claras para mantener la atención, trabajos en equipo que clarifiquen la relación jerárquica, favorecer el movimiento, necesario para aprender.
A pesar de las ventajas, a los promotores de la educación diferenciada les cuesta convencer a ciertos sectores de la sociedad, tal vez muy ideologizados, de su valor educativo, aun cuando países como Inglaterra, Estados Unidos, etc.
Hasta la laica Francia se está replanteando este camino. De hecho, el sociólogo Michel Fize, autor de Las trampas de la enseñanza mixta, demostró cómo el sistema mixto no se había adoptado atendiendo a cuestiones pedagógicas, sino demográficas y hasta ideológicas.
Jesús Martínez Madrid