A los militares en activo el ministro de Defensa, José Bono, no les cae mal. Les han subido el sueldo y reducido la edad en activo, con lo que los militares españoles pueden convertirse en los prejubilados más jóvenes del los ejércitos continentales.

Pero una cosa es elevar la moral de la tropa y otra arriesgarse a que jubilados del Ejército le monten números. No está el horno para bollos. Por tanto, Bono ha prohibido a los jubilados del Ejército del aire que se reúnan, como lo hacían periódicamente, en la Casa del Aviador, sita en el Cuartel General del Aire, en Moncloa, ministerio del ramo cuando la Ominosa.

Allí solían reunirse para charlar, rememorar los tiempos de la academia y se supone, contar chistes del Gobierno y hablar regular de sus mujeres. Pero Bono teme otro tipo de quién sabe qué conversaciones.

Y a los jubilados no les ha sentado nada bien, que quede claro. Uno de ellos, llegó a decir aquello de ahora tendremos que reunirnos en la Cafetería Galaxia (hoy cafetería Van Gogh), muy cercana al Casa del Aviador, y donde tiempo atrás se fraguó una de las asonadas de la Transición democrática. Pero tranquilo. D. José, es pura broma.