Me pregunto si con la cantidad enorme de 30.000 millones de euros en deuda que ya pesa sobre la Generalidad catalana lo más sensato es emitir bonos y seguir haciendo la bola más grande.
¿Por qué no se recorta en gastos superfluos? Por ejemplo, en sueldos de políticos y altos cargos del Gobierno catalán que cobran, de media, un 50% más que en el resto de autonomías de España. O en lujosas "embajadas" catalanas como la del Rockefeller Centre de Nueva York. O en los miles de millones otorgados a amigos y conocidos del poder político catalán en subvenciones de dudoso interés público.
Pero, claro, es más fácil emitir "papelitos" de deuda que gobernar austeramente y apretarse el cinturón.
José Martínez Tortosa