El presidente del Santander desafía al Gobierno: asegura que la reunión de los seis grandes con Zapatero fue una balsa de aceite: no es verdad. Ni se le pasa por la cabeza que pueda ser nacionalizado o que el Estado exija presencia a cambio de su ayuda. En el entretanto, Botín no ofrece solución a los miles de inversores -la mayoría pequeños inversores- a los que ha dejado colgados en Lehman, en Atrium o en los bancos islandeses (sólo ha resarcido a los ricos estafados por Madoff). Su arrogancia del jueves, estaba de más. Mientras, los autónomos, la clase social que más aporta a la economía, son las principales víctimas de una situación generalizada de impagos en España.
En 1982, alguien aconsejó al entonces empresario más importante de España, José María Ruiz-Mateos, que retara al Ejecutivo de Felipe González y defendiera la viabilidad, y hasta la excelencia, de Rumasa. Días después se producía una expropiación que fue un desastre para toda la plantilla de Rumasa y para todos los españoles, pero que benefició a los amigos del PSOE. Curiosamente, aquella medida del Gobierno de Felipe González fue aplaudida por el entonces presidente del Santander, Emilio Botín López, padre del actual, Emilio Botín Ríos.
Así que el actual líder bancario se puso en jarras durante la mañana del jueves, en la localidad madrileña de Boadilla del Monte, y desafió al Gobierno: está convencido que no estamos en 1982 y de que el Gobierno no se atreverá a intervenir el Santander. Quizás sobraba la arrogancia, por don Emilio. Mintió descaradamente: los españoles no piden créditos porque se han paralizado las decisiones de inversión y de compra sí, pero las empresas ya en funcionamiento, sobre todo las pymes, los profesionales y autónomos, así como los comerciantes, claro que piden dinero, pero en forma de circulante, especialmente descuento comercial o créditos puente para pagar las nóminas. Y es entonces cuando la banca, y los primeros los dos grandes, el Santander y el BBVA, están exigiendo avales personales, también a empresas solventes y rentables.
Es decir, el ministro de industria, Miguel Sebastián, tiene razón: los bancos están aprovechando los avales gubernamentales para tapar sus propios agujeros. O mejor, para mantener sus monstruosas líneas de financiación a los grandes empresarios, especialmente promotores y constructores a los que han pagado operaciones apalancadas.
Ahí don Emilio miente y sabe que miente, al igual que ya ha mentido el resto de banqueros que han presentado resultados y, en especial, por insistente, su principal competidor: Francisco González, de BBVA.
La verdad es que los medios gubernamentales, especialmente las televisiones, controladas casi al 100 por 100 por Rodríguez Zapatero, se han lanzado contra Botín, porque la consigna actual de Moncloa consiste en buscar un culpable, y lo han encontrado en el más socorrido de todos: los banqueros, que ya se sabe que no cuentan con muy buena prensa entre las ciudadanía. Todo el aparato mediático pro-PSOE, especialmente las televisiones, lanzan el mismo mensaje: la culpa de la crisis la tienen los bancos, hijos del dólar, rapiña insaciable, cuando lo cierto es que en ningún país de Europa el paro se ha inspirado como en España y que el Gobierno mintió, negando la crisis, desde agosto de 2007 -comienzo de la crisis- hasta el 10 de marzo de 2008 -cuando consiguió ganar las elecciones- y luego ha sido incapaz de cambiar de modelo productivo o de tomar una sola media eficaz.
España vive hoy una situación generalizada de impagos y de retrasados en los impagos, empezando por el propio Estado, que paga tarde y mal, provocando una ristra de suspensiones de pagos y, como recordaba el miércoles el presidente de MAPFRE, José Manuel Martínez, impera el todo vale y una especie de sálvese quien pueda. No, el principal culpable del desastre económico español es el Gobierno ZP, aunque los bancos no contribuyen a la solución.
No se trata de buscar soluciones, sino culpables, que resulta más electoral. Y los autónomos, la clase social que más aporta a la economía, son los que más están sufriendo las consecuencias de la falta de liquidez.
Por otra parte, Botín no debería adoptar un tono tan arrogante, cuando ha dejado a miles de ahorradores -en ocasiones pequeños inversores- sin sus ahorros. Sólo se ha preocupado de resarcir a los ricos de Madoff, pero ha abandonado los damnificados de Madoff, de Atrium y de los bancos islandeses.
Eulogio López
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