Emilio Botín, presidente del Banco de Santander, se enfrenta una vez más a los tribunales. Ya lo hizo en el caso de las cesiones de créditos, en el caso Amusátegui y Corcóstegui y en el sobreseído Aguas de Fuensanta. Ahora, ha sido llamado a declarar el 12 de mayo por el juez Marchena, que estudia los pagos a Baltasar Garzón por sus cursos en la Universidad de Nueva York. Garzón ya se ha defendido diciendo que no fue el Santander el que pagara los cursos, sino la propia universidad, de modo que no se pueda establecer relación entre la financiación de sus cursos y la instrucción realizada por el magistrado en los casos que afectaban al banquero.
En otras ocasiones el Santander se ha defendido diciendo que la financiación de los cursos en los que casualmente participaba Garzón era uno más de los proyectos de Santander Universidades. Lo cierto es que la de Nueva York no era una de las universidades adheridas a los proyectos de esta división del banco. Además, Garzón no se dirigió a la Universidad de Nueva York, sino a Querido Emilio en su carta de agradecimiento por la financiación. De todo esto tendrá que dar explicaciones Botín ante el juez Marchena.