• Se trata de repetir la operación de compra y posterior troceo y venta que ejecutó con el banco holandés.
  • Si el Gobierno interviene la entidad de Rodrigo Rato, el cántabro la comprará y repartirá con BBVA, Caixa y Popular.
  • La parte del Santander se la quedaría Banesto, hasta formar un grupo sostenible es decir, vendible.
  • Todo el proceso se iniciaría con la capitalización de los créditos FROB por parte del Estado.
  • Mientras, Rato busca socios para BFA-Bankia. Sólo puede encontrarlos en bancos asiáticos o en fondos soberanos no árabes.
  • El ministro de Economía, Luis de Guindos, ya sopesa el troceo de Bankia aunque preferiría que el ex vicepresidente se quedara con Caja Madrid.

Emilio Botín, presidente del Santander, anda luchando por 'desespañolizar' el Santander. España huele mal -financieramente hablando, se entiende- por lo que don Emilio soltaría lastre en nuestro país con mucho gusto.

Ese es el objetivo de su nuevo plan, que podríamos resumir en pocas palabras: "Botín quiere hacerle un 'ABN' a Rato".

La operación ABN Amro consistió en lo siguiente: Emilio Botín compró el banco holandés. A las dos semanas lo troceaba: la red holandesa se la colocaba a sus socios de RBS, vendió la red italiana a un banco local y se quedó con Brasil que, por cierto, le salió gratis habida cuenta de una plusvalía conseguida en un par de semanas.

Pues bien, su plan para Bankia, que ya ha hecho llegar a la autoridad, es parecido. Sólo que esta vez no quiere ser el que compra el riesgo de comprar sino el Estado, que para eso está, 'of course'.

El proceso se iniciaría con la compra de BFA por parte del Estado capitalizado los créditos FROB. No olvidemos que el activo de BFA está formado por la participación de control de Bankia, por el suelo y por la cartera industrial (por cierto, una gran cartera, ahora devaluada por mor de doña Bolsa). En el pasivo figuran los créditos FROB de toda la financiación avalada, preferentes y subordinadas.

Pues bien, si una intervención del Estado -con el correspondiente coste- dejara limpio el balance, don Emilio Botín estaría dispuesto a hacer el favor de controlar Bankia. A renglón seguido le colocaría una parte de los activos a Banesto, y otra a BBVA, Caixa, Popular y quien quisiera intervenir en la jugada.

Ojo, no sería una operación para aumentar la presencia del Santander en España sino todo lo contrario: se trata de engordar Banesto para la venta, de que crezca hasta convertirlo en un banco sostenible -precioso eufemismo de nueva creación que brindo al espectador-. Incluso Botín es así de generoso.

Lo cierto es que el Gobierno está preocupado por Bankia pero todavía escucha las opciones de Rodrigo Rato. El presidente de Bankia está buscando un socio, que naturalmente tiene que ser extranjero. Puedes ser un banco de algún país emergente, por ejemplo China, o incluso un fondo soberano, con tal de que no sea islámico, aunque Catar podría valer. Puede ser un fondo soberano noruego, de Singapur, de Australia. En definitiva, un fondo que no moleste. A fin de cuentas, Bankia es el tercer banco de un país mediano tirando a grandes de Europa.

Y a todo esto, ¿es bueno el proceso de Botín? Por supuesto que no, en primer lugar se enmarca dentro del capitalismo más depredador. En segundo lugar supone una perdida de puestos de trabajo importante y acentúa el oligopolio bancario, cada vez más opresivo desde que el Gobierno Zapatero se cargó las cajas de ahorros.

Por último, lo primero que haría Botín, es su especialidad, sería vender el grupo industrial de Bankia. Y no olvidemos que la soberanía industrial es más importante para España que la soberanía financiera.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com