La pugna por el control de la petrolera española Cepsa ha encontrado una posible salida. Recordemos que el accionariado se reparte entre la petrolera francesa Total, que posee un 45% (en realidad un 49%) del capital, el Santander Central Hispano (SCH), con un 35%, y la autoridad petrolera de Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos), IPIC, que posee un 10%. La gestión la controla el SCH, que quiere abandonar la compañía. Los franceses no están por la labor, dado que están convencidos que los jueces les darán la razón. Además, consideran que, tras la OPA lanzada por el Santander, el banco ha elevado el valor de los títulos de Cepsa y son remisos a comprar a ese precio. En definitiva, que Botín no logra venderle a nadie: Está estancado en Cepsa.

 

Y ahí ha surgido la idea: ¿Por qué no venderle la participación a IPIC, una sociedad que ha ganado mucho en Cepsa y que, además, es socio de la propia Total? Los franceses no ponen pegas, porque saben que IPIC será el socio financiero que ha ido siempre y que ellos controlarán la sociedad. Al mismo tiempo, hay que convencer a los árabes de que compren una compañía, cuyas acciones se han revalorizado por el efecto de la OPA. En cualquier caso, los árabes han recogido el ofrecimiento, cuando menos, con prudencia. Lo que es tanto como decir que están dispuestos a estudiar la cuestión.

 

Por otra parte, al tratarse de un socio de la propia compañía se puede conseguir un bonancible trato fiscal para la venta, mediante ampliaciones de capital. Por último, no parece que el nuevo Gobierno socialista vaya a poner muchas pegas a la operación. En este punto, los socialistas siguen la estela de los populares: El Estado protege a la primera empresa de un sector (en este caso, Repsol YPF), pero no a la segunda.