El ex ministro de Economía, Miguel Boyer, comparecía esta mañana en el Foro de la Nueva Economía. Últimamente se deja ver mucho. Se siente como por encima del bien y del mal, como en la obligación de dar lecciones y aportarnos desde su atalaya toda la sabiduría acumulada a lo largo de los años. Así que en la mañana de este lunes ha advertido que la reforma laboral puede y debe mejorarse en su trámite parlamentario. ¿Podría ser el futuro vicepresidente económico? No. Él mismo se ha encargado de desmentirlo en la mañana de este lunes. La política paga mal y él se ve muy mayor. Carpeta cerrada.
Dos son los aspectos esenciales, los que probablemente se pacten con CiU para repartir los costes. En primero, la flexibilización de la negociación colectiva. Es decir, la posibilidad de que las empresas en dificultades puedan descolgarse de los convenios. De eso no dice nada la reforma aprobada el pasado miércoles. Más: definición de las causas objetivas para el despido. El decreto del miércoles no detalla. Ni siquiera se atreve a poner negro sobre blanco lo que ya anunciara Corbacho: las empresas con 6 meses de pérdidas podrán acogerse al despido objetivo. Aquí también hay generoso margen para la mejora.
¿Es esto salirse de los aspectos esenciales? En realidad no. Porque la reforma aprobada no es más que un índice a rellenar el contenido. Ahora la responsabilidad de que la reforma tenga contenido recae en los grupos políticos. Que es exactamente lo que pretendía Zapatero.
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com