Una profesora islámica, con un velo negro del que sólo emergía su nariz, ha perdido el juicio en el Reino Unido : su colegio podrá impedirle vestir tan opaca prenda.
La BBC ha permitido a la presentadora Fiona Bruce, que lleve su crucifijo en el pecho, aunque, eso sí, deberá ser discreto, y sólo ha tomado esta decisión después de que la audiencia protestara por la prohibición. Sin embargo, las aerolíneas British Airways y Virgin insisten en prohibirles a pilotos y azafatas que lleven cualquier distintivo religioso.
El asunto empieza a resultar cómico. Empresas miedosas impiden a sus empelados la mínima libertad de expresión de exhibir símbolos religiosos discretos que no ocultan la identidad de nadie, mientras los musulmanes pretenden que en un país archimayoritariamente cristiano, las mujeres oculten su rostro e identidad detrás de un velo. En España, los musulmanes plantean la batalla en los centros de enseñanza y en la comida, que debe adaptarse a los hábitos islámicos, encareciendo el aprovisionamiento, aunque sean minoritarios.
Lo más lamentable es el caso de British Airways, porque a su azafata Nadia Eweida le han suspendido de empleo y sueldo por lucir un pequeño crucifijo mientras permite que sus azafatas islámicas lleven velo sobre su cabeza o que los sijs luzcan sus enormes turbantes. Es, en verdad, la empresa más cobardica de Europa.
¿Qué pasará el día en que los curas vuelvan a vestir sotana?